La multi galardonada directora salvadoreña Tatiana Huezo (El lugar más pequeño, 2011; Tempestad, 2016) hace su debut en el cine de ficción con la película “Noche de fuego”, de la mano de una gran cómplice, nominada al Ariel,la directora de fotografía, Dariela Ludlow AMC (Las niñas bien, 2018; Los adioses, 2017).
“Noche de fuego” nos presenta una trágica y cruda parte de la realidad que viven las mujeres en nuestro país a causa de la violencia y el narcotráfico; sin embargo, la cinta no es explícitamente violenta, ni se centra solamente en el narcotráfico, todo se presenta a través de los ojos de un grupo de niñas y de su inocencia.
La adaptación, escrita por Tatiana Huezo a partir de la novela de Jennifer Clement “Ladydi”, nos transporta a un poblado en las montañas de Guerrero. En el que las mujeres deben hallar la forma de sobrevivir y mantenerse, ya que los hombres deben abandonar su pueblo, en busca de mejores oportunidades de trabajo. Es la historia de un grupo de amigas, tres niñas cuya infancia se ve mermada por el constante miedo al control ejercido por los carteles de la droga. Con el fin de evitar que las niñas sean secuestradas por el crimen organizado, las madres deciden camuflarlas y esconderlas a toda cosa; pero su deseo de explorar y conocer el mundo se enfatiza conforme crecen. En ese ambiente, Ana es una niña inteligente y positiva , que sueña con un futuro mejor e idea planes para alcanzarlo. Pero cuando tiene la oportunidad de salir del pueblo, un crimen ligada a una de sus amigas y a ella misma pone todo su futuro y sueños en riesgo
“La película muestra un universo donde no hay buenos ni malos; puedes llegar a entender que son así porque su mismo entorno los orilla a eso. Al final, lo único que queda es reflexionar sobre eso: Sobre la violencia.”
Otro gran aliado de Tatiana es el productor, nominado al Óscar, Nicolás Celis (Roma, 2018), quién ha producido los documentales de la directora. Entre él y Tatiana decidieron que la fotografía corriera a cargo de Dariela. “Tatiana había visto `Los adioses´ y `Las niñas bien´, recuerdo que en una de las primeras pláticas que tuvimos ella me comentó que le gustó mi trabajo trás la operación de la cámara en ambas películas”.
“Esta era la primera vez que Tatiana hacía ficción y a pesar de haber trabajado anteriormente con Ernesto Pardo (`La tempestad´, 2016), esta vez decidió acercarse a mí. Todas sus películas tienen cámara en mano y para ella era muy importante que eso también estuviera presente en “Noche de fuego”. Ella es muy atenta al detalle y estudia minuciosamente todo lo que quiere transmitir. Una vez que dije que sí comenzó el viaje de hacer esta película realidad.”
Tratamiento visual
“Hasta que no veo y vivo las locaciones, no puedo crear la película”.
Cuando la directora de fotografía se unió al proyecto, Huezo ya tenía decidido el Aspect Ratio para la película. “ En primera instancia se creía que, debido a los impresionantes paisajes que tendríamos en el lugar donde se grabaría la película, sería interesante utilizar el formato 2:36, el cual se logra con lentes anamórficos. Tiene bastante lógica pensarlo desde ahí pues, en efecto, los paisajes de la sierra de Querétaro hubieran sido muy favorecidos. El tema es que la historia es guiada por la mirada de niñas. Cada vez que hacíamos scouting y tomábamos fotos, nos preguntamos si se reflejaba lo que queríamos decir desde su punto de vista y dejar de lado al de los adultos. Toda la propuesta de generar el universo de las niñas, era porque teníamos que aislarlas de la violencia que las rodea y permea”.
“Los anamórficos tienen otra desventaja y es que pesan mucho. Para poder seguir a las niñas, a su altura, tenía que encontrar la manera de armar una configuración de cámara que fuera liviana y que me permitiera estar en todo momento con ellas, y sobre todo por un largo tiempo. Se decidió entonces cambiar al formato 1:66, el cual nos ayudaba bastante a crear proximidad y a la vez me permitía componer de tal forma que dejaba aire sobre las cabezas de las niñas, esto para alejarnos del mundo adulto.”
“Para no dejar de lado esa primera inquietud de Tatiana, le propuse utilizar un Aspect diferente una vez que se convierten en adolescentes. Se planteó hacer una transición entre 1:66 al 2:35. Al final esto no sucedió así. Tatiana decidió que era mejor algo más sutil y se cambió a 1:85. Es decir, en el mundo de las adolescentes, el universo de los adultos ya está con la misma altura”.
Aunque está basada en el argumento de la obra de Clement, Tatiana decidió darle un giro a la historia, y sólo se retomaron algunos elementos en el guión de la película. “Tatiana me pidió no leer el libro, pero lo hice porque soy una rebelde.”.- Confiesa entre risas Dariela. “Agradezco que se haya alejado de lo que plantea la novela, pues es justo eso lo que me parece muy bonito de las adaptaciones. Es entender que al llevarlo al cine no vamos a hacer una calca de la obra original, es una reinterpretación.. Es increíble entrarle a los universos que se pueden crear al adaptar; por naturaleza, los lenguajes son distintos, y considero que su trabajo en el guión es grandioso. Hay que generar vidas propias de los personajes dependiendo de hacia dónde va el producto final, en este caso a una sala de cine”.
Ludlow nos cuenta que tomaron como referencia algunas películas de los hermanos Dardenne en cuanto a la creación de atmósferas. Sus películas les ayudaron a tener una primera aproximación al lenguaje visual y luz con que se imaginaban el proyecto “En un principio, también vimos muchas referencias pictóricas del romanticismo alemán, sin embargo la idea no trascendió. En cámara necesitábamos que hubiera mucha libertad, una cámara en mano que, aunque requeriría de muchos ensayos, se generara una danza con los personajes y su entorno”.
“Fuimos muchas veces de scouting. Tatiana se fue antes que todo el equipo y para cuando llegamos ella ya tenía las locaciones elegidas. Juntas realizamos un shooting de toda la película. Para ella es necesario tener las cosas claras, pero yo también soy así. Entonces fue muy interesante la retroalimentación que se sostiene con una directora que tiene la ideas tan claras en la cabeza. Esto no quiere decir que al estar en llamado todo tenía que ser seguido al pie de la letra, cuando uno está en set, tenemos que dejar que sucedan las cosas mágicas, sobre todo en este caso por estar con niñas que no son actrices. Teníamos que dejarlas ser y ser nosotras las que se adaptaran a su mundo”.
Para apoyar con el trabajo de las niñas llevaron a la reconocida Fátima Toledo, quien ha sido coach actoral de jóvenes en películas como “Ciudad de dios” 2002; “La jaula de oro”, 2013; “Los lobos”, 2019, entre muchos otros grandes títulos de películas con niños / adolescentes en papeles protagónicos.
Para apoyar todo el trabajo de Fátima, de Tatiana y de las niñas, en el departamento de fotografía tenían que tener todo preparado y listo para grabar hacia cualquier lado. “A pesar del minucioso primer shooting que realizó Tatiana y luego el que realizamos juntas, teníamos que dejar que las niñas se desenvolvieran en sus espacios. Yo le decía a mi gaffer: Estemos listos para voltear a cualquier parte.”
Existen ciertos momentos del día que te regalan un tipo de luz muy interesante a la hora de fotografiar pero su duración no es lo suficientemente larga para aprovecharla. Muchas de las escenas en la película suceden con condiciones de luz específicas para las que Dariela Ludlow debía estar preparada y al ser luz natural era necesario tener todo bien planeado. En esta ocasión, Dariela prefirió usar la llamada “hora azul” que generalmente ocurre dos veces al día .
“Muchas veces tuvimos que partir las escenas en dos, es decir grabarlas en dos días diferentes para poder mantener una continuidad lumínica. La idea era ganarle a la “Blue Hour”. Si está nublado ya la hiciste, pero el fin de utilizar este tipo de luz es que no debe verse el Sol, ni sentir sus tonos dorados. Para esto tuvimos que planear con antelación. Muchas de nuestras secuencias están filmadas en esas condiciones. Por nombrar algunas: Cuando hacen el hoyo para ocultar a Ana; las secuencias del río; y la secuencia final en donde Ana corre en búsqueda de su amiga antes de descubrir lo que le sucedió. Todo esto sucede en la Hora Azul. Claro que comenzamos a grabar un poco antes para tener la opción, pero se usaron todas las tomas en esa hora”.
Una de las principales dificultades a lo largo de la película fue el difícil acceso a las locaciones. “Se planteó, en un principio, llevar un crew reducido. Tatiana al venir del mundo del documental está acostumbrada a esto, sin embargo esta película requería de un equipo grande; requería de mucho trabajo para iluminar. No podíamos ir “a lo guerrilla”. Al final llevé un móvil grande de luces y seis personas de staff. Y aún así, todos los días representaron un reto gigantesco”.
La relación cámara-actor es un factor importante para capturar una buena interpretación a lo largo de la película. Y no solo el factor del milimetraje del lente y la distancia de este con el actor, sino su interacción. En este caso, fue importante para Dariela generar confianza y crear un lenguaje con las nuevas actrices para poder desplazarse por el espacio en ritmo.
“Desde un principio me acerqué mucho a las niñas. Hicimos un taller para que comprendieran cómo se comportaba la cámara y como debería ser su movimiento. Un día les enseñé a todas un lenguaje de señas: vamos caminando y con una pequeña gesticulación ellas sabían hacia donde ir o si bajar la velocidad. Les enseñé también, a que nunca me tienen que ver. Las niñas son esponjas y entendieron rápidamente como se debe de hacer todo. Finalmente hicimos un taller de como bailar con la cámara, este trabajo no fue exclusivo de las niñas, también lo hicimos con las adolescentes. Al final se trata de que en el set, todos hablemos el mismo lenguaje.”
La Violencia implícita
-¿Cómo sentir la violencia sin ver disparos?-
Esta pregunta permeó a la película y a su realización. Como se mencionó anteriormente, todo es visto a través de los ojos de unas niñas, era importante no derramar sangre solo por derramar.
“Leí varias capas de violencia en el guión:
- El mundo de los narcos: todos los personajes que llegaban en las camionetas a atormentar a las mujeres. En realidad no vemos muchos de estos sujetos pero su opresión se siente a lo largo de la película en una especie de temor general. Además, vemos su influencia en la vida de las nuevas generaciones que no pueden escapar y no tienen otra opción más que unirse. En un momento de la película podemos ver como Beto se une a ellos.
- La violencia de la naturaleza: Por ejemplo en la mina. Era muy importante para mi grabar esta violencia, porque al final repercutía en la gente del pueblo.La locación es realmente una mina de cal y en realidad no teníamos para llenarlo con miles de trabajadores pero llegamos a un punto medio. Aquí queríamos reflejar el dolor en los rostros de la gente, a propuesta mía fue que se grabaron los rostros llenos de cenizas de la gente que trabaja ahí.
La escena de la explosion es real. Nos alejamos prudentemente del lugar para estar protegidos pero lo capturado no deja de ser impresionante. Nos tuvimos que adaptar a la distancia, así que trabajamos con un super zoom. La sensación de polvo en la mina se recreó con una mezcla de humo y polvo para tener la densidad adecuada.
- La violencia del ejército: Aunque también lo vemos poco, la presencia de la milicia se siente entre el helicóptero que deja caer el veneno y los soldados. Hay un acecho constante, se tenía que sentir, pero no verse.
- Un cuarto acercamiento a la violencia es el amor. Este sentimiento es de por sí violento, no de una manera agresiva. En “Noche de fuego” lo vemos por todas partes; el amor de las madres por proteger a sus hijas de cualquier problema. Aquí lo vemos como riñas entre Rita y Ana, pero no es más que amor disfrazado de preocupación. También podemos sentirlo, por ejemplo, cuando le cortan el cabello a Ana.
“Creo que fue un gran trabajo de locaciones y atmósferas porque todas te daban la sensación de estar en un espacio lleno de tensión que se refuerza con las puestas en escena de Tatiana y por eso la cámara en mano me parecía la mejor manera de aproximarse al núcleo violento del guión. Se sentía como si alguien estuviera siempre al acecho. A veces como si fuera un personaje más y así conocer su mirada; y a veces vigilante, inminente y atenta, que no la puedes ver, pero sí sentir”.
“El amor termina siendo violento, das amor desde la violencia sino desapareces. Es muy fuerte, pero así es la realidad.”
Un reto continuo
A lo largo de las últimas décadas el narcotráfico, tristemente, se ha ido extendiendo a través de varias regiones de México. Debido a ello, la película en sí podría ser grabada en diferentes regiones sin alterar su esencia. En un principio, se pensó que la historia se desarrollaría en la sierra de Guerrero, pero decidieron permanecer en Queretaro. “Guerrero se descartó por un tema de violencia; más adelante se pensó en Veracruz. Finalmente se decidió grabar en la sierra Gorda de Querétaro. Este lugar es muy seguro, sin narcos, y en general no había nada. ¡Y cuando hablo de “nada” es nada!”
Durante nueve semanas de rodaje, el crew vivía en casas a medio construir de la localidad de Neblinas. “Al ser un pueblo de migrantes, los hombres se van al extranjero y mandan dinero para construir una casa a donde nunca van a venir. Es curioso ver réplicas de casas gringas en obra negra. Es como un pueblo casi fantasma”.
“Esta película representó un gran reto por diversas cuestiones. Por ejemplo, si hablamos de tiempos, recuerdo haber comenzado la preproducción a mediados de noviembre de 2018 y se grabó en marzo de 2019. Estamos hablando de alrededor de 5 meses de trabajo de mesa. Los llamados como tal duraron 9 semanas; dos meses y cacho estuvimos allá en la sierra, incomunicados y lejos de todo.”
“Pararse físicamente en el terreno era difícil, caminar era difícil. El clima era muy cambiante, algunas veces había lluvias torrenciales, de repente mucho calor, y luego mucho frío. Muchas de nuestras escenas suceden en exteriores y creo que se puede ver el terreno lleno de lodo por todos lados. Era complicado seguir a las actrices con cámara en mano durante largos recorridos porque era muy resbaloso.”
“Como no hay muchas cosas en este pueblo, no teníamos dónde comer los domingos. Pero la gente del lugar era muy amable y procuraba ayudarnos en lo que necesitábamos. Tuvimos que armar comidas con las señoras del pueblo, les pagamos para que nos cocinaron lo que sea que tuvieran. Todos los días era un reto, estando dentro o fuera del set.”
Grandes resultados
Existieron algunas secuencias que fueron complicadas de realizar pero que la insistencia de las realizadoras se impuso para llevarlas a cabo y que a pesar de las dificultades, se puede ver en pantalla el gran trabajo de todo un equipo.
“La secuencia final, cuando Ana corre hacia la casa de su amiga y se topa con el carro en llamas, fue filmada al revés. Tatiana lo pensó así porque no quería que estuvieran cansadas para esa secuencia y el tema de la continuidad era muy importante. Sobre todo con qué tan quemado está el carro conforme avanza el tiempo.”
“El jaripeo, por ejemplo, lo hicimos desde cero. Se construyó todo ese set para poder filmarlo. Cada foco que hay en este espacio lo pusimos entre mi equipo y arte. Eran demasiadas luces. Además, como yo me imaginaba a Ana con tonos azules, se programaron las luces robóticas para que en esta secuencia de baile tuvieran el color correcto. Fue toda una coreografía entre las luces y el beat de la canción.”
“La secuencia “de noche” en donde Ana (niña) enfrenta a su mamá, que está tomada, la filmamos de día. La casa tiene un patio interior que tuve que cubrir con truces. Literalmente hicimos un cubo negro. Claro que si estás en la ciudad y tienes presupuesto, no hay problema, pero aquí estábamos en medio de la nada. Ahora imagina estar ahi dentro bajo el sol, el calor que estaba haciendo.”
“Cuando Ana caminaba bajo la lluvia cerca del establo de las vacas, el terreno era muy inclinado y lleno de lodo. Todos nos resbalamos ahí, recuerdo que tenía que seguir a la actriz , con cámara en mano y caminando hacia atrás.”
“En el campo de amapolas, se tuvieron que transportar cerca de 3000 plantas para llenar el espacio. Era muy difícil caminar sobre el terreno y sobre todo hacer camino para que yo pudiera pasar. Ahí tuvimos ayuda de VFX para crear las amapolas.”
“El pueblo era muy chico y tenía poca luminaria en sus calles, por lo que nos llevamos algunas luces de Sodio y Mercurio que utilizabamos dependiendo de la situación. Muchas de las luces que aparecen en los postes de las calles son nuestras.”
Recuerdo que en la escena del coche, optamos por Mercurio para contrastar el color del fuego con el ambiente. De esa manera no teníamos los mismos tonos y al mismo tiempo generamos dimensión en la imagen. Escogimos estratégicamente las calles que tendrían los diferentes tipos de luz y así “fondear”. Es decir, crear fondos con detalle e interesantes.
“Otra de las cosas que hago constantemente es hacer una “luna movil”, De esta manera podíamos seguir a la niñas con la luz mientras caminaban en exteriores noche. Esta “luna” era una pequeña luz unida a un boom, con los filtros que necesitaba. Tuvimos que inventarnos varios dispositivos lumínicos para los trayectos. Rafa, mi gaffer, armó una luna pequeña con una astra, esto nos permite recorrer las calles junto a la actriz para darle relleno. La idea era ser lo más realistas posibles, así que cuando la niña pasa por los diferentes postes, entraba y salía de la luz pero la “luna” siempre la seguía”
“Durante el scouting en el pueblo, se fue la luz tres días. Esto no podía pasar durante el rodaje y llevamos una planta chica. Pero lo más importante era conseguir luces portátiles. Rafa consiguió una luz pequeña, como del tamaño de un celular y con ella podíamos meternos donde sea. Por ejemplo, cuando descubre el cuerpo en el pastizal, el espacio estaba tan tupido que nuestra “luna” no alcanzaba a iluminar del todo, así que reforzamos con esta luz.”
“Una de mis secuencias favoritas es la del helicóptero. En un inicio pensábamos en cómo lograriamos generar ese nivel de viento. No podía ser con un ventilador industrial. Necesitábamos él helicóptero. Recuerdo haber mostrado a Tatiana una escena de “El caballo de Turín” (Bela Tarr, 2011) y dijimos: Claro , no hay otra forma de hacerlo. Conseguimos el helicóptero; producción aseguró los techos de lámina de las casas para evitar accidentes; y arte puso cientos y cientos de hojas en la calle para que se levantaran y crearán una escena más violenta. Mientras grabamos la escena, tanto yo, como todo el equipo, estábamos emocionados. Pensaba, esto es cine. Esto es lo que podemos lograr. Al final todas estas escenas resultaron increíbles. Estoy muy satisfecha con el resultado.”
“La naturaleza fue tratada como un personaje más dentro de la película. Para poder integrar dentro de la historia, aprovechamos el formato 1:66 que teníamos para utilizar lentes abiertos, sobre todo en los close-ups. De esta manera se sentía como la naturaleza estaba rodeandolas todo el tiempo. Además, se hicieron muchos planos detalles de los espacios, como plantas, insectos, etc.”
Un trabajo colectivo
El cine ha demostrado ser un espacio multidisciplinario en donde se mezclan muchas áreas para llevar a cabo un universo único: fotografía, diseño de arte, sonido, vestuario, etc. Todo gira en torno a la creación de una experiencia particular, la médula de la película. Para Dariela es importante contar con una buena relación entre todos los departamentos del proyecto y esto se lleva a cabo desde la preproducción.
“Tatiana tiene un muy buen ojo y se preocupa por la imagen. Cuida mucho el cuadro. Algunas de las reglas que nos pusimos a la ora de abordar la película, en cuanto a fotografía, era estar siempre a la altura de las niñas; queríamos también fondos oscuros
para que la atención estuviera en su interpretación. Esto último lo logramos con la ayuda de nuestro diseñador de producción, Oscar Tello.”
“Óscar y yo trabajamos muy de la mano para encontrar lo que mejor funcionaba. Al ver la película pareciera que las locaciones no están intervenidas, pero ese fue el gran trabajo de Óscar. Además de centrar la atención en las actrices, los espacios nos ayudaban a dar una sensación de ser guaridas, en donde los personajes podían sentirse a salvo por unos momentos.”
“A mi me gusta mucho la teoría del color. Siempre intento dotar a cada color de un concepto específico y que no solamente sea aleatorio. En esta película usamos el rojo como elemento para denotar el peligro de una manera sutil. Esto se podía ver en las amapolas, que es su color natural pero denotaba algo que estaba mal; también lo vemos en la ropa de Beto. Otro momento en donde lo vemos es cuando las niñas juegan a pintarse los labios con el zumo del betabel, aquí queremos denotar el peligro de buscar la feminidad en este ambiente. Si se fijan, como todo está filmado en la hora azul, los tonos de la película son fríos. En corrección de color se levantaron un poco los rojos para destacarlos. ”
“Aunque muchas cosas eran complicadas, creo que muchas veces sientes el apoyo de la gente y eso genera cosas grandiosas. Aquí nos pasó algo así para la escena de las mujeres intentando hablar por teléfono en la sierra, donde vemos todos los celulares (que tuvimos que probar el tipo de luz que emitían, por cierto), vemos al fondo las luces.”
“En Neblinas tienen la costumbre de comunicarse a través de un megáfono y bocinas instaladas en ciertas partes del pueblo. Para lograr que las luces aparecieran en esta escena, se les dio a ciertas familias una luz para que la encendieran en un momento. Tu podías escuchar a lo lejos el anuncio y poco a poco veías como se alumbraba a lo lejos. Esto es algo muy bello. Une a la gente de una manera inesperada.”
Un camino sorprendente
Desde su estreno en la pasada edición no. 74 del Festival de Cine de Cannes, en donde se alzó con la Mención Honorífica en la sección Un certain Regard y consiguió una ovación durante 10 minutos al término de su proyección de estreno, era innegable que en su paso por los siguientes festivales correría la misma suerte. Así mismo, la película ha conseguido llevarse premios en el Festival de Cine de San Sebastián, en la sección Horizontes Latinos, y en festivales nacionales como Morelia y Guadalajara. Es importante recordar que está a un paso de los premios Óscar, después de que la Academia Mexicana de Artes y Ciencias cinematográficas la seleccionara para representar a México en la carrera por tan codiciado premio.
A pesar de las dificultades que se presentaban durante el rodaje de la película, el equipo nos muestra una vez más que es el amor por el cine lo que nos mueve a crear un proyecto en el que se cree fielmente. “Al final todo vale. Tatiana hace las películas que se tienen que hacer; cuenta las historias que se tienen que contar. Son historias muy duras, pero se atreve a hacerlas y a llevarlas hasta las últimas consecuencias. Ella es una mujer muy trabajadora y firme con lo que quiere. A pesar de que el proceso fue difícil y complicado, alfinal, el resultado en pantalla lo vale. Estoy muy satisfecha con el trabajo que hicimos como equipo, todo el crew. Creo que será una película muy importante.”