La fotografía llegó a la vida de Alejandro desde muy joven. El ahora experimentado Director de Fotografía nos comenta que desde la secundaria su maestro de Español les enseñó a tomar y revelar fotos análogas; Desde entonces quedó enganchado con este elemento. “No existía nada digital y sacar fotos no era algo tan sencillo. Me vi obligado a aprender a exponer bien para el negativo; Había veces en las que todo el rollo salía mal por incorrecta exposición. Por ello se requería de mucha práctica: experimentar y probar. ”
“En la preparatoria entré a la Escuela Activa de Fotografía. Aunado a esto, me contrataban (a pesar de mi corta edad) para hacer trabajos fotográficos. Se puede decir que cuando entré al CUEC estaba “aventajado” en fotografía.”
“Al momento de entrar a la escuela de cine, todos, o si no la mayoría de mis compañeros querían ser directores, incluido yo. Desde el primer semestre, mis compañeros me llamaban seguido para hacer la fotografía de sus proyectos. Empecé entonces a fotografiar bastante, y me di cuenta que era una actividad que realmente me gustaba y disfrutaba. En ese entonces apenas comenzaban a existir las especializaciones en la carrera, por lo que todos seguíamos trabajando como directores. Finalmente, cuando me gradué, lo hice con ambas especializaciones, como director y como fotógrafo. Mi tesis se llama “Las alas de Alicia” (1994). Gracias a esta película pude viajar fuera de México para presentarla en Estados Unidos, Venezuela, Brasil, entre otros lugares, fue muy bien recibida por la crítica”.
“Concluida la carrera, seguí fotografiando una cantidad impresionante de tesis para mis compañeros de otras generaciones durante uno o dos años. ¡Que gran experiencia! Filmamos en 16mm, lo cual me ayudó increíblemente. Una vez que me enfrenté al “mundo real”, me di cuenta que había tomado la decisión correcta al elegir la Fotografía. Ser DP en México es más sencillo ya que como director para poder levantar y construir proyectos que realmente te apasionan, se requiere de mucho tiempo; estamos hablando de años. A parte de esto, como director, muchas veces nos vemos en la necesidad de hacer publicidad (pues pagan mucho mejor que en cine), pero en los comerciales fuera de experimentar, no existe realmente un reto narrativo y/o creativo. Muchas veces tienes que consentir al cliente. Siendo cinefotógrafo puedo enfocarme en el cine y en la narrativa”.
“Ser Director de Fotografía me permite acercarme más a una codirección, partiendo de ahí fue que decidí dedicarme a esto y vivir de ello”.
Con casi 30 años de carrera y una larga lista de títulos en su filmografía, Alejandro Cantú AMC ha trabajado con directores de la talla de Arturo Ripstein, Julian Hernández, Sebastián del Amo, Roberto Fiesco y muchos más. Ha sido nominado al ARIEL en 3 ocasiones por: Adán y Eva (todavía), 2004; Norteado, 2009; y Carmín Tropical, 2014.
Para este número, el Director de Fotografía nos cuenta sobre dos de sus trabajos más recientes: “El diablo entre las piernas” de Arturo Ripstein (estrenada en el Festival de Málaga) y “La diosa del asfalto” de Julián Hernández, película estrenada en el Festival Internacional de Cine de Morelia 2020.
El fotógrafo como autor
“En la escuela nosotros elaboramos nuestros guiones y dirigimos, hacemos nuestras propias películas, es toda una expresión artística.”
Si bien dentro del cine existen muchas áreas integradas por profesionales que aportan su visión y trabajo a la obra audiovisual, el director es quien las coordina para llevar la obra a un fin. El nombre del realizador suele ser, por lo general, el que más visibilidad tiene a la hora de encontrarse con el público; sin embargo tenemos claro que el trabajo de los guionistas, fotógrafos, diseñadores de producción, etc. es igual de importante.
“En el CUEC nos enseñan que todos somos artistas. Sales con una idea muy fuerte de que el director es el creador total de la obra, cuando en realidad es un trabajo colaborativo. En mi experiencia, me ha tocado de todo (hablando del trabajo con directores). Algunos de ellos saben mucho de guión pero no de cámara; hay otros que saben mucho de actores y no de cámara; y otros tantos que saben de guión, de actores y de cámara. El papel del DP es saber aportar a cada uno lo que necesite, siempre como principal prioridad en la obra”.
“En los casos de Arturo Ripstein y de Julián Hernández, puedo decir que ambos son realizadores/artistas que saben lo que quieren, y que tienen una necesidad grande por expresar; su visión viene a través de la película. Ellos tienen muy claro cómo quieren que se aborde cada idea. Por ejemplo, Julián Hernández escribe guiones porque tiene ideas de realización, es un narrador nato. Arturo Ripstein es muy parecido, él ya sabe de qué manera quiere contar sus historias. Entonces, si el director sabe lo que quiere, yo puedo dedicarme a ayudarle a plasmar su visión con ambientes y atmósferas, dejándolos en total libertad para que hagan su arte.”
“Otro ejemplo con Julián, es que al momento de platicarme la escena siempre se enfoca en el estado de ánimo que quiere transmitir. ‘La secuencia inicia con angustia y termina con tristeza’; Entonces yo trato de captar con la iluminación y el ambiente de luz esas dos sensaciones.”
“La otra cara de la moneda, es que México es un país de óperas primas, y resulta abrumador (para el director primerizo) hacer su primer largometraje. En estos casos lo ayudo al cien por ciento en pensar sobre la realización. Llegan a delegar por completo la parte de cámara, y esto me encanta. Es un proceso muy creativo esto de abordar todo el mundo visual: encargarte de la cámara, los movimientos y los planos”.
El Diablo entre las piernas
La película más reciente del multipremiado cineasta mexicano Arturo Ripstein (“El castillo de la pureza”, 1973; “El Lugar sin límites”, 1978) y cuyo estreno se vio frustrado por el cierre de salas cinematográficas a causa de la epidemia de Covid-19, nos presenta la historia de un matrimonio de adultos mayores con una relación hostil (interpretados por Silvia Pasquel y Alejandro Suárez). Los celos del viejo hacía Beatriz, creados por ideas fantasiosas terminan por volverse realidad cuando Beatriz sale en busca de satisfacer su deseo sexual.
Cantú, se relacionó de manera indirecta con Ripstein, pues su padre le enfatizó la importancia del director en la cinematografía nacional en una ida al cine. “Acompañé a mi papá a ver “El imperio de la fortuna” (1986) y recuerdo haber salido sorprendido. Es una película muy cruda, quedé impactado”.
“Ya graduado, me encontraba filmando un documental, cuando el productor Roberto Fiesco me llamó para ofrecerme la fotografía de una película. Al decirme que Ripstein sería el realizador sentí mucho orgullo porque trabajaría con alguien a quien admiro. Pero por otro lado, sentí miedo por la leyenda que era. Por supuesto que dije que sí. Entré a trabajar muy aterrado, después supe que él estaba aterrado de mi porque yo no hablaba en absoluto”- comparte entre risas- “Le dio miedo que fuera de pocas palabras, pero cuando veía la iluminación le agradaba bastante”.
Sobre Ripstein, Cantú menciona que es un hombre sumamente disciplinado; que hace magia cuando dirige a los actores. La primera colaboración entre ellos fue en la película de 2011 “Las razones del corazón”, protagonizada por Arcelia Ramírez.
Previo a su estreno en salas mexicanas, la película participó en el Festival Internacional de Cine de Málaga en donde el mismo cineasta compartió (virtualmente) con los asistentes una plática sobre su proceso creativo a la hora de trabajar un nuevo proyecto. “Antes de rodar siempre tratamos de resumir la película con una palabra. Hasta que no tenemos clara su esencia, no comenzamos a rodar pues esa pregunta es el corazón del guión”. Es importante mencionar la participación de la ganadora del Ariel, Paz Alicia Garciadiego (El coronel no tiene quien le escriba) como guionista; Garciadiego es esposa del director, y han colaborado en muchas de sus producciones.
En “El Diablo entre las piernas” encontramos de nuevo como recursos narrativos: fotografía en blanco y negro, así como los planosecuencias pausados que caracterizan su cine y la manera de abordar una escena. Durante la misma plática, el cineasta menciona: “Yo habría hecho todas mis películas en blanco y negro, porque es como yo descubrí el sentido del cine”. Ripstein recibió la Biznaga del Premio Retrospectiva que otorga dicho festival por su trayectoria y aportación a la cinematografía
“Trabajar con Ripstein es increíble.”- Menciona Alejandro- “Cuando llega al set y comienza a ensayar con los actores todo mundo se calla. Muchas veces no sucede eso en los rodajes. Existe un ambiente de mucho respeto por el director. Al inicio del llamado me dice como tiene pensadas las tomas y a partir de eso yo comienzo a iluminar. Normalmente son planos secuencias por lo que tengo que preparar el espacio para tirar a cualquier lado. Él ya sabe a lo que va. Tiene muchos años de experiencia dirigiendo actores, en segundos los sitúa donde deben estar. Es una forma muy disciplinada de filmar que se agradece”.
Cantú menciona que es un deleite trabajar con Ripstein, pues se respetan los horarios. Esto permite llegar a casa “temprano” a revisar lo realizado durante el día, así como ir preparando todo para el día siguiente.
En esta tercera colaboración entre DP y director, el estilo visual de la fotografía ha evolucionado desde el punto de vista de Cantú. “Siendo digital es claro que hay grises, pero Ripstein quería algo muy contrastado. Yo estuve muy contento porque utilicé luces poderosas (HMI) muy cerca de los actores. Eso provocaba un contraste brutal una vez que cerraba el diafragma o usaba filtros NDs. Con esta exposición podríamos girar a las ventanas y tener detalle ahí afuera. Me gustó mucho lograr esa imagen. En algunos casos no estaban tan contrastados para el director y me decía: “metele más.”- ríe- “Las tres películas son muy similares, pero creo que han ido evolucionando. Para mi esta es la más bonita, y mejor lograda, fotográficamente”.
Algo nuevo en el estilo visual de esta cinta fue el uso de lentes anamórficos. “A Arturo le gusta mucho trabajar con referencias pictóricas. Para esta película revisamos el trabajo de expresionistas alemanes, en especial las pinturas de Otto Dix. La obra de este artista tiene la característica de ser alargada, a lo alto, en su formato. Nosotros no podíamos hacer eso, sin embargo sí podíamos aprovechar el espacio horizontal. Por esta razón decidimos irnos con óptica anamórfica y aplicar este sistema de composición. En general mis referencias fueron pinturas; por ejemplo, una ocasión tuvimos una escena de desnudo en la que los protagonistas están acostados sobre la cama, y al verla parecía un cuadro de Lucian Freud”.
Cantú recalca la importancia de estar coordinado con el departamento de arte, pues en una película en blanco y negro se debe cuidar que los colores no se empalmen. “Usé mi cámara digital para ir checando, de vez en cuando, el tema de los colores. Recordemos que arte y foto van siempre de la mano, y que es muy difícil que luzcan si uno de los dos está carente”.
Paz Alicia, a parte de ser la guionista de cabecera de Ripstein, se encarga también de encontrar y conseguir locaciones. “¡Es muy buena!. Van, por ejemplo, por las calles del Centro de la ciudad y dice: “llévenme a tal calle”. Encuentra los espacios más propicios. No sólo tiene en mente lo que el guión requiere, toma en cuenta factores como la necesidad fotográfica de contar con techos altos”.
Al abordar las secuencias a través de planos secuencias, la iluminación tiene que funcionar los 360º. Por ello, se requieren de techos altos para que el fotógrafo y gaffer puedan poner la tramoya y luces en las alturas, es decir iluminar desde arriba.
“Tanto Ripstein como Julián, gustan de hacer planos secuencias. Algunas diferencias entre ambos son que el primero prefiere usar lentes angulares, mientras que Julián se decanta por telefotos. Con Ripstein se ve todo, pero con Julián es muy difícil mantener el foco, aunque se facilita el trabajo de “esconder” las luces con las que se ilumina la secuencia”.
La Diosa del asfalto
La relación con Julián Hernández (“El cielo dividido”, “Yo soy la felicidad de este mundo”) comenzó en las aulas del CUEC. “Julián es un gran director y guionista. Durante la carrera dirigió mucho. Nosotros veíamos sus cortos y sabíamos que tenían un nivel mayor al resto de nuestra generación, desde joven ha tenido ese instinto de narrador. Desde que escribe el guión ya está pensando en planos. Tiene en mente una idea de realización muy establecida. He aprendido mucho de él.”
Estrenada en el reciente Festival Internacional de Cine de Morelia y ambientada en la década de los noventas, narra la historia de Max (Ximena Romo), una joven que regresa a su colonia después de convertirse en la cantante la banda punk llamada “La diosa del asfalto”; Poco después de su llegada y recordando su antigua vida, las cosas se complican cuando conocemos los motivos de su partida y los eventos que marcaron su infancia.
“A diferencia de Ripstein que trabaja con pinturas y libros, Julián me manda el guion para leerlo y luego lo platicamos, también me da un grupo de películas para ver. Él es super culto de la cinematografía, ¡ha visto todas!. Imaginen que me da 5 películas, 3 hindús que duran 4 horas y 2 alemanas que duran tres horas y media, y al día siguiente ya me está preguntando si las vi todas…”
Para “La diosa del Asfalto” Julián creó un canal de Youtube donde compartía películas argentinas y mexicanas para tenerlas en cuenta como futuras referencias. Cantú mencionó que esas referencias son lo único con lo que llegan al set, pues a Julián no le gusta predisponerse antes de grabar una escena. “Yo no sé cómo serán las secuencias del día. Él llega el primer llamado con lo que llamo el “cuaderno de la angustia”, ahí trae las plantillas de cómo quiere abordar todo. Te quedas impactado por cómo quiere hacerlo.”
“Llevamos tantos años colaborando juntos, que de alguna manera ya sé de qué va todo. Antes grababamos con tan poco equipo y ahora el mundo digital nos ha abierto puertas que me facilitan el trabajo; aunque al no saber cómo serán las secuencias, siempre está latente el alto nivel de complejidad. No está tan planeado como otras películas donde existe un story board, pero las plantillas Julián están muy pensadas y claras, estas plantillas las va haciendo desde la etapa de guion. Con ambos directores, los camiones de equipo tenemos que dejarlos a unas cuadras del set, porque no se puede asegurar hacia donde irá el tiro. Por lo general Julián gusta de hacer planos muy complejos en lugares remotos, aunque para “La diosa del asfalto”, esto casi no sucedió.”
Otra de las dificultades a las que se enfrentó el Director de Fotografía es a la gran cantidad de secuencias en exterior/día. “Por primera vez con Julián cortamos los largos planos. El sol jugó un papel muy importante, pues el clima en la Ciudad de México es realmente impredecible. Llegábamos al set y estaba nublado, comenzábamos a grabar así y de repente salía el sol, y así se quedaba durante todo el día. Es casi imposible lograr en edición que dos planos, uno nublado y otro soleado, peguen”.
Alejandro combinó la Arri Alexa Mini, con Master Primes. Lentes esféricos, con un Aspect Ratio de 1:1:85.
Durante 6 semanas, ‘La diosa del asfalto’ fue grabada en las afueras de la Ciudad de México. “Por el aeropuerto hay unos lugares donde vive gente de pocos recursos económicos. Entrar ahí es como un viaje al pasado, pues sus coches, su ropa y en general las cosas que tienen parecen estar atrapadas en los ochentas/noventas. Recuerdo que en una toma se metió un coche. Todos pensamos: ‘ahh es una caribe’, buscamos y en efecto pertenece a la época en la que se ambienta la película. La verdad es que fue muy útil haber ido hasta allá”.
“Recrear los ochentas para le película de Julián fue increíble, también debo decir que las actrices hicieron cosas muy interesantes. Considero que logramos hacer una película poderosa. Me ha gustado ver como ha ido evolucionando Julián, a lo largo de todos estos años, para llegar a esta película.”
Cantú relata que hay un tercer involucrado en su relación con el director, el antes mencionado Roberto Fiesco. “Fiesco es el gran cómplice de Julián, pues él ha sido productor en todos sus trabajos. Los tres íbamos juntos en el CUEC, pero Roberto era de una generación más joven que la nuestra. Roberto produce y también dirige, él es el director del maravilloso documental, ganador del Ariel, “Quebranto” (2013)”.
“Mi papá es pintor y artista, siempre supe que quería dedicarme a algo relacionado con el arte. Estudié cine porque quiere contar historias y porque quiero hacer ficciones, y ha sifo magnífico encontrarme con cómplices como Julián. Con él sigo realizando bastantes cortometrajes. Hay historias para corto, hay historias para largo, ahí es donde te das cuenta de su necesidad de contar historias con la cámara”.
En la pasada edición del Festival de Cine de Morelia, en la programación a parte de presentar juntos “La diosa del asfalto”, también estaba un cortometraje llamado “El día comenzó ayer”. Hernández resume la trama de la siguiente manera: “La historia de Orlando y Saúl quienes se conocen por accidente. El primero es un joven seguro de sí mismo, un gimnasta universitario que intenta que su condición de seropositivo no lo defina; mientras que Saúl, por el lado opuesto, es inseguro y apenas alcanza a comprender lo que conlleva tener una vida sexual activa. El encuentro entre ambos dará como resultado una nueva forma de ver la vida, una sin temor, donde el sexo sea un encuentro y no una manera de alejarse de los otros”.
Cantú se despide dejando un consejo para los jóvenes cineastas: “En este medio hay que trabajar con mucha pasión. No es un concurso de ver quien es el mejor; más bien debemos de estar juntos, y compartir conocimientos entre nosotros, todo con el afán de hacer mejores películas”.