Por Kenia Carreón y Milton R. Barrera
/ Fotogramas
Visitar otro país es una experiencia que enriquece nuestra cultura y nuestra visión sobre el mundo. Sin embargo, a veces hay factores que nos empujan a salir de nuestro país por motivos fuera de nuestras manos como conflictos políticos o sociales. ‘Infección’ (2019), dirigida por Flavio Pedota y fotografiada por Eduardo R. Servello AMC, nos narra la historia de un hombre y el viaje que tiene que emprender a través de una Venezuela infectada por un virus nuevo, con tal de llegar hasta donde está su hijo para protegerlo y salvarlo.
“Llegué a este proyecto a través de Flavio, a quien conocí por medio de mi operador de cámara en Los Ángeles, que también es venezolano. Flavio solía llamarme para hacerme consultas técnicas de cuestiones que podrían funcionar o no para su película. Él mecontaba sobre el presupuesto, locaciones, hacia dónde va la historia. Con estos detalles yo le fui dando una lista de las cámaras que más se adaptaban a lo que él necesitaba. Después de un par de consejos, terminó ofreciéndome la película.”
La historia nos muestra a Venezuela siendo atacada por un una mutación del virus de la rabia, causando que los infectados ataquen a los civiles sanos. Como hemos visto en la mayoría de las películas sobre zombis. Puntos de vista subjetivos, persecuciones, muchas escenas de acción y sobre todo jump-scares. Los movimientos de cámara son importantes para la narrativa en este género del terror y sobre todo para su efectividad.
Todo es una herramienta
El contexto sociopolítico de un país puede influir en la manera en la que se produce un proyecto. Es importante recordar que la película se grabó durante un periodo de conflicto en Venezuela, pues estaba sucediendo la cuarta devaluación de su moneda. Entre los retos que más resaltan durante la producción de Infección fue la limitante del equipo debido a la escasez de recursos técnicos (cámara, luces, filtros, etc) frente a temas de mayor importancia como la comida y las medicinas.
Servello sabía que lo más importante era llevar a término el proyecto y sin importar las limitaciones se tendría que resolver de la manera más creativa y a favor de la película. El Director de Fotografía llevo el material que necesitaba desde Estados Unidos. “Se usó lo que se tenía a la mano. Con respecto a la óptica se usó la línea Rokinon Cinema de formato Full Frame por la poca deformación que tienen”.
Se grabó con mucha luz natural debido a la gran cantidad de escenas en exterior. Además de contar con mucho movimiento y desplazamiento por parte de la cámara debido a cuestiones de guión, Servello prefirió usar una cámara DSRL. “Las cámaras mirror less, son pequeñas y fáciles de transportar. Se requería algo que se pudiera llevar a través del páramo entre las montañas de los Andes en Venezuela donde no hay mucho oxígeno. Usamos tres cámaras diferentes. Cambiábamos de cámara conforme a las necesidades de la película. Primero usamos una Black Magic 4k, segunda generación. Después usamos una AS7 Mark II, porque nos ayudaba más con la sensibilidad baja de luz. También usamos dron para algunos tiros”.
Estilo visual
La primer secuencia de la película destaca por ser estéticamente muy diferente al resto de de la película. Es una secuencia cargada de colores muy contrastados y saturados. “Debíamos ponerla en universo diferente, pues es el punto de partida. Es cuando nace la «infección’, es decir la pre-infección. Tenía que poner en conflicto las atmósferas. Aquí utilicé filtros muy acentuados, azul congo y rojo.
Después de esta secuencia llena de color, todo cambia. En los paisajes de Venezuela, más rurales que urbanos: montañas, ríos, selvas, etc, predomina el verde de los campos. “Trabajamos los exteriores yéndonos hacia los tonos cálidos debido a una cuestión narrativa. Usamos un filtro rojo que conforme pasa la película se va acentuando cada vez más, inclusive, las pieles de los personajes van teniendo desviaciones cromática. Lo que buscamos con este tono es una metáfora de una herida abierta”.
“Tuvimos la oportunidad de trabajar con cámaras más grandes y con mejores sensores, pero yo no soy un DP casado con la fotografía preciosista. Creo que la película no lo necesitaba. Siento que quedó de la mejor manera posible. La película se hizo con lo que se tenía a la mano; se hizo una herramienta de todo lo que nos llegaba”.
Como se mencionó anteriormente, el único requerimiento técnico que realmente necesitaba el proyecto era la tolerancia a las bajas luces. “Sony era la única cámara para la cual la sensibilidad no era problema. Se iluminaron muchas escenas sólo con fuego, utilizaba difusores frente a él para que la luz fuera más continua. En general las fuentes luminosas utilizadas eran muy pequeñas. Inclusive, nos vimos en la necesidad de utilizar sopletes debido al desabasto.” Servello comenta que en algunas ocasiones el clima también lo obligó a cambiar algunas cosas. “En la zona en la que se grabó el laboratorio tuvimos dos días de lluvia que detuvieron el rodaje. Después de eso fue imposible rodar a mano porque nos podíamos hundir en el lodo. La luz se fue y la idea que tuve para las escenas donde queman los cuerpos fue utilizar un soplete que se movía con la cámara. De esta manera acercaba el fuego a los personajes. Esto funcionaba también gracias a la ayuda de VFX y el sonido. Para controlar la intensidad del fuego iba poniendo banderas o difusores para detener el viento y hacerlo más estable. En general las fuentes luminosas utilizadas eran muy pequeñas. Esto nos obligaba a pensar más y reflexionar. Tenía que usar el presupuesto en otras cosas. Tenía que invertirlo mejor”.
Con respecto a su kit de iluminación, Servello contaba con minibrutos, tungstenos de 1K, 2K y 5K y pequeñas luces Led. “Era impresionante como sólo con estas luces, muchos rebotes y difusores sacamos adelante la fotografía de la película. Filtré la luz con gelatina de colores. Es interesante porque a veces una noche azul que tenga tintes rojos puede llegar a sacarte de la artificialidad que puede haber en la imagen”. Para las escenas nocturnas dentro del coche, Servello montó sobre la camioneta las luces con las que contaba y rebotes. De esta manera podía controlar la intensidad de la luz que necesitaba dentro del vehículo.
Resolver con creatividad
Venezuela es un país que en palabras del DP se quedó atrapado en los noventas. “Aún tienen luces de sodio y me parecía muy interesante recrear ese ambiente cálido nocturno que ya no existe en muchos lugares. Por ejemplo Los Ángeles, una ciudad muy futurista y moderna, parece una tableta electrónica con sus luces blancas. Acá queríamos darle este sentimiento de que hay algo averiado. Esto justo lo dan los tonos rojos y azules en contraste, los cuales están presentes todo el tiempo”.
Debido a que desde el principio del proyecto se sabía que habrían muchas carencias a la hora de su realización, el director trabajó y dedicó mucho tiempo a la pre producción. Servello nos comenta que Flavio contrató a un entrenador que se encargaba de la corporalidad de los zombis. “Lo que planteamos es una línea de tiempo del infectado. Los infectados pasan por varias etapas antes de convertirse en zombis. Conforme el virus evoluciona, se comportan de diferentes maneras. Cabe decir que los zombis eran no actores maquillados. Había tomas planeadas para hacerse con estabilizadores y ronin. Yo decidí que era mejor montarme la cámara al hombro. Esto, aunque no se crea, ayuda a que la interpretación de los no actores se vea mejor. Al final los cortes rápidos y el trabajo arduo en edición ayudó muchísimo”.
Servello destaca y admira la participación tanto del editor de la película Antonio Bribiesca, como del colorista Ernie Schaeffer. “Ponerlos a trabajar juntos dio este buen resultado. Ambos vienen de procesos creativos muy experimentales y diferentes, sobre todo Ernie. En nuestras conversaciones el tema era siempre llevar el color al límite, hay cosas que son saturadas en exceso. Para mi (en el caso particular de esta peli) era un tratamiento correcto ya que se buscaba hacerlo lo menos naturalista posible”.
Una de las mayores preocupaciones de los realizadores fue que el conflicto sociopolítico del país y la violencia no dejaran terminar la película. En total fueron seis semanas de rodaje. La edición y postproducción de la película fue hecha en México. La película fue censurada en Venezuela por la crítica al gobierno. “El contexto político es importante aunque tiene diferentes lecturas. Hubo quienes en sudamérica lo entendieron como el ataque del chikungunya. Es curioso que el director no quiso ser tan obvio en las referencias políticas sobre el estado de las cosas en Venezuela”.
En lugar de referencias directas, el director optó por usar metáforas. “Lo que pasa detrás de ellos, su background, es más importante que lo que está relatando el personaje en sí. Hay un universo que motiva al personaje a comportarse de una cierta forma. En la película hay tres personajes: Johnny el vecino, el niño y el doctor. Por supuesto el universo maligno es el mundo de los zombis. Cabe resaltar que el mal no es solamente una persona o ente… es un grupo, el villano se convierte en el mundo”. El director usa al doctor para referirse a la gente venezolana que emigra del país, al profesional que sale a buscar mejores oportunidades. Johnny por otro lado es el venezolano que se queda en su patria. El niño representa a la sangre nueva que va a hacer que su país salga adelante, es por esto que con su sangre se crea el antídoto del virus”.
Infección es la primer película de Flavio Pedota. Sobre trabajar con un director primerizo, Servello comenta que: “Fue maravilloso. En este caso, Flavio, es una persona muy receptiva y preparada. A pesar de que era su primer película no tuvo miedo en experimentar”. El crew de cámara estaba conformado por 9 personas. Como dato curioso, el director de la película también operó la cámara B. Esto para mantener un crew reducido y cubrir las escenas de acción donde se tuvieron explosiones reales.
La película mezcla el terror con otro tipo de géneros, en especial el roadmovie. El crew estuvo viajando desde Caracas hasta Mérida. Cerca de 13 horas de camino en un Estado en guerra. “Es una cosa bastante interesante. Estaba muy interesado en ver cómo los venezolanos solucionaban los problemas como la alimentación. El tema siempre fue hacer un roadmovie. Además porque la premisa es que nuestro personaje se transforma desde el interior. Yo, en particular, siento que esta película también me transformó. En el sentido de resolver y continuar a pesar de todo. Yo tenía que estar preparado para estas semanas en donde a veces nos deteníamos en el camino por un tiempo”.
Servello es un fiel admirador del cine experimental y con “Infección” tuvo la oportunidad de retarse y demostrar que se puede contar una historia con poco. “Todos los obstáculos son buenos porque motivan a la creatividad. Como cineastas hacemos lo menos importante de lo más importante. Las cosas poco afortunadas o no planeadas nos ayudaron”.