Por Dunia Rodríguez
Fotos:Daniel Banco AMC, Zuriel Martínez
Le dicen Cache. Nació en el mundo del cine. Hijo de padre director y guionista, de madre productora y con un hermano Animador 3D, especialista en VFX, Daniel Blanco Villanueva, ‘Cache’, AMC, decidió habitar el mundo donde encontró en la fotografía a la mejor aliada para contar historias. En el universo familiar tuvo la suerte de crear en libertad, tomado de la mano de su padre, el director con quien hizo sus primeras películas
A partir de entonces, la exploración, la experimentación y el aprendizaje, así como el descubrimiento de nuevas herramientas y recursos no ha cesado, permitiéndole evolucionar con cada proyecto y crecer en las posibilidades que le brinda el lenguaje cinematográfico.
En ese mundo infinito, Daniel Blanco AMC, inaugura la luz. Lo mismo si está en la parte más alta de una carpa de circo columpiándose cámara en mano a la par de los trapecistas o creando universos virtuales con nuevas tecnologías. Él desnuda la creatividad y con ella funda cada momento.
De ahí que hablar de un sello particular como director de fotografía es un tema difícil de definir, porque “cada proyecto, historia y universo requiere de estilos y formas distintas”, dice.
A Daniel lo interceptamos vía telefónica la madrugada de un lunes, tiempo de México, cuando él estaba en el aeropuerto de Barcelona a donde acudió a la premiación del largometraje ‘Yo Fausto’, en la XXV edición de la Muestra de Cine Latinoamericano de Cataluña. Días más tarde, al verificar un dato para esta entrevista, estaba documentado un vuelo en Chile, tras haber filmado el eclipse total de sol ocurrido el 2 de julio. Así su mundo, sus latitudes y destellos.
La cámara, instrumento de expresión artística
Si se toma como referencia que Cache nació en 1987, su carrera está marcada por enormes aprendizajes y logros en un periodo más bien breve. A la edad de 19 años, cuando se formaba como postproductor supo que se dedicaría a la dirección de fotografía: “Trabajaba con cámaras digitales, de las primeras, como SI2K Silicon Imaging, la cual –al igual que todas las cámaras de cine digital de primera generación–, era muy difícil de usar hablando de la exposición correcta”. Ahí, estudiando el material digital, se dio cuenta “de que una cámara bien usada podría ser un instrumento de expresión artística y que el dominio de la técnica cinematográfica aumenta las posibilidades narrativas para contar historias y llevarnos a otros mundos”.
Por eso mientras estudiaba otras áreas de especialidad, Cache encontró que la fotografía sería su “mejor aliada en mi búsqueda de contar historias”. Pero Daniel Blanco AMC ya pisaba con firmeza y este descubrimiento le sirvió para avanzar con mayor confianza. “Crecí en un mundo de cine, rodeado de herramientas e historias que contar. Mi familia influyó totalmente en mi vocación. Mis primeras películas como director de fotografía las hice con mi papá como director. Él me dio mucha libertad para hacer lo que yo quisiera con la imagen y creo que eso me ayudó a avanzar rápido en mi desarrollo”.
¿Destino con suerte?
“Creo que es difícil como director de fotografía novel encontrar ese grado de seguridad, en el que el director suelte y deje al fotógrafo crear con toda confianza. Siento que eso tarda años en llegar, porque los directores cuando te ven muy joven no confían. Tuve suerte, pues mi padre me dejó hacer siempre lo que yo quería y de paso me enseñó todo lo que sé”.
Su padre se llama Juan Carlos Blanco, en el año 2000 fundó la escuela INDIe A. C., un proyecto hecho a la medida de las prácticas que un cineasta necesita. Ahí estudió Daniel y encontró la libertad de crear.
Una Cena para tres
Mi primer trabajo como fotógrafo fue un proyecto documental polaco llamado ‘Six Degrees’. Mandaron un correo a las escuelas de cine en México, pidieron reel y una carta de motivos. Aunque no tenía reel de fotógrafo -porque estaba más enfocado en el área de postproducción y sonido-, apliqué con una tarea de mi clase de fotografía y me lo dieron”. De ahí vinieron cortometrajes y documentales de sus compañeros de generación y ‘Cena para tres’ (2013), su primer largometraje, al lado de su padre.
“‘Cena para tres’ lo hicimos con una cámara un poco experimental SI2K Mini. La cámara era simplemente un sensor que, conectado a una computadora vía ethernet 10/100, grababa en un software de esta misma compañía que en realidad estaba especializada en cámaras de vigilancia”. Fue un gran experimento. Desde los esquemas de producción hasta el desarrollo tecnológico que le ayudaron a entender a profundidad cómo se forma la imagen en una cámara digital y cómo debe exponerse el cine para postproducción.
Del temor al reto: los nuevos formatos
Daniel Blanco AMC explora en nuevos formatos, porque el avance diario de la tecnología “nos va llevando técnicamente a muchos lugares. Por ejemplo, yo empecé mi carrera con una cámara de sensor super 16 y óptica de 35mm; de ahí, hasta todo el cine digital full frame de última generación” o descubrir las posibilidades de grabar con un teléfono celular.
Así ocurrió con la campaña global de Huawei para LATAM, que está cobrando bastante éxito en canales de televisión internacionales e internet. La campaña se hizo en cuatro países y fue grabada totalmente con un teléfono celular en 4k con óptica Leica. “Fue un gran reto. Por lo general en esquemas de producción convencionales, con una buena cámara de cine y una buena óptica, te encuentras en una zona de confort, pero este tipo de retos y proyectos te hace volver a lo importante de la fotografía y a descubrir nuevas técnicas, nuevos sensores y una escala distinta de la manipulación física de la luz, tanto en rangos dinámicos y técnicas de iluminación; la óptica más pequeña se comporta distinto”. Confiesa que el proyecto lo llevó “del temor al reto de hacer una campaña tan grande y tan importante con un teléfono celular, al aprendizaje y entendimiento de nuevas formas de contar y nuevas tecnologías, que a pesar de su tamaño me sorprendió el nivel de resultados. Creo que no ir con la corriente tecnológica podría condenarnos a ser efímeros como creadores ya que la tecnología está al servicio de la creatividad”.
Modelar luz y sombra
Para Cache, cada proyecto, historia y universo requieren estilos y formas distintas, por eso no habla de una huella digital en su trabajo, sino del estilo de iluminación, de la atención a la composición, del diseño del color y la implementación de color scripts.
“Más allá de la apropiación de alguna textura, cámara u óptica, creo que el sello personal de cada fotógrafo se debe encontrar en lo que está frente al lente y no atrás. Entiendo que todos encontramos un estilo con nuestras técnicas preferidas, áreas de especialidad o nuestra forma de ver el mundo. Como directores de fotografía, evolucionamos con cada proyecto”.
En general, Daniel busca mantener un régimen natural en la luz de los espacios, utilizando bounce light que “poniéndolo en términos sencillos, es rebotar luces en los espacios en los que trabajo”, dice.
“Por ejemplo, hay ocasiones en que llegas a un set interior y lo primero que se busca es iluminar personajes, pero en realidad lo que sucedería físicamente en la naturaleza es que una fuente de luz entraría por una ventana, puerta, tragaluz y tendría reflexión en todas las superficies y estructuras del set. “La luz se absorbe en los objetos y refleja solo algunos colores, esos colores propios del espacio son los que le dan personalidad a la luz que incide en los personajes, de ahí avanzo hacia modelar luz y sombra sobre ellos”. Para lograrlo, su trabajo con el departamento de diseño de producción, arte y vestuario es fundamental.
“Tengo un código de lenguaje que tomé del sistema de zonas B&W de Ansel Adams y lo adopté a un sistema de tonos con el cual puedo comunicarme con distintos departamentos. Por ejemplo, en el caso de vestuario si sé que en una escena tengo que meter un rim light y el vestuario está por encima del tono de piel del personaje, le pido a vestuario considerar bajar dos pasos en escala de grises, no importa el color (hue), solo el tono (value).
“También utilizo iluminación sustractiva; en lugar de llegar a un set o locación a meter luces, más bien es llegar a quitar, meter negativos y sustraer la luz de algunos ángulos para modelar tridimensionalidad y volumen”.
Advierte que no se trata de poner luces, sino de quitarlas y meter sombras. Esa es la lección que ha construido y que comparte con sus alumnos de INDIe A. C., porque “todo está en el radio de contraste: la relación de luz sobre el mismo personaje y sobre la relación de contraste de personaje contra fondo”.
Ser director de fotografía implica retos artísticos y técnicos. Cada proyecto “conlleva un diseño previo desde grip, iluminación, soportes de cámara, entre otras cosas, para lograr el ángulo de cámara o la toma deseada. Lo importante en cada caso es una buena preproducción y ensayar el equipo técnico a usar”.
Del inframundo al centro de la galaxia
En cuanto al tipo de proyectos, el comercial, documental o de ficción tienen mucho que dar. En los comerciales, por ejemplo, “es donde puedes aprender, tanto en la técnica como de las nuevas tecnologías. Casi siempre el presupuesto es mayor con relación al material que se produce y los tiempos de producción para menos segundos, es mayor”.
En comerciales se cuenta con tiempo de modelar, diseñar, probar nuevos equipos y resultados. Todo eso acompañado de grandes profesionales y técnicos, sumado a la experimentación por la que recibe un pago. “Entonces tiene su lado bueno”. El documental, por su parte “te da la oportunidad de conocer nuevos mundos, tiempos y espacios; acercarte a movimientos, causas o temas difíciles de los cuales aprendes y no sólo encuentras una formación cinematográfica, sino una formación cultural, espiritual y científica”.
‘Un día estás filmando murciélagos en la puerta del inframundo maya, en la punta de una pirámide; otro puedes estar en el observatorio óptico más grande del mundo, viendo el centro de la galaxia con científicos más especializados; otro, estás en el lecho marino buscando un gusano extraño y otro buscando desaparecidos”.
La mente y el ojo están activos en todo momento, buscando y aprendiendo nuevas formas, nuevas perspectivas, haciendo crecer la cosmovisión y las posibilidades del lenguaje cinematográfico personal.
En cuanto a la ficción, ésta le permite construir mundos nuevos, desarrollar una propuesta visual y contar con todo lo previamente aprendido, toda esa experiencia técnica de la publicidad y con toda la voz que van dejando los documentales. “Sinceramente creo que un director de fotografía debe estar permanentemente conectado con estos tres formatos si desea crecer técnicamente y en comunidad con su generación de cineastas y creadores audiovisuales”.
Imágenes para habitar Actualmente,
Daniel está en la postproducción de varias películas; en algunas ha el sido director de fotografía: ‘Yo Fausto’ (2019), ‘Como novio de pueblo’ (2019), ‘Uzi’, ‘Yo necesito amor’, ‘Desde el más allá’ (2017), ‘Donde corre el agua’ (postproducción).
A propósito de ‘Yo Fausto’, un largometraje de Julio Berthely y Tyrano Films, en el que Daniel participó como director de fotografía, explica que la película que ganó el Premio del Público, fue filmada con bajo presupuesto y en una época del año cuando los días no son tan largos. Bajo esas condiciones hubo que “aprovechar tanto las horas de luz natural como el escaso equipo de iluminación LED, era crucial”. La decisión fue: “tirarla con RED HELIUM 8K y óptica Zeiss High Speed para poder tener tanto un gran rango dinámico como una buena respuesta de exposición en los shadows sin meter ningún ruido digital. “La óptica me ayudó a levantar aún más la exposición ya que es una óptica con diafragmas de gran apertura, aunque como siempre digo, más importante es la luz y la composición”.
Daniel ha comenzado la preproducción de ‘El nuevo rostro’, una película de ciencia ficción dirigida por Juan Carlos Blanco, su padre, en la cual “utilizaremos la perspectiva forzada y el uso de maquetas y composición digital, entre otras técnicas”. Además está dirigiendo fotografía en proyectos CGI (Computer Generated Image), dos largometrajes de animación 3D; uno de ellos llamado ‘Brocon’, de un estudio de animación llamado Imagination Films y un videojuego para Nintendo Switch y otras plataformas globales. Se trata de un videojuego de desarrolladores independientes en el que está utilizando un motor de juego llamado Unreal Engine, con “el cual podemos trabajar con Ray Tracing que permite foto realismo en la cinematografía virtual, tanto en videojuegos como en películas de animación 3D. El Ray Tracing envía la luz virtual desde el lente a los objetos y de los objetos a la fuente. “Esto hace que solo se procesen los rayos de luz captados por la cámara y hace más ligero el proceso de render de video” lo que permite simulaciones más rápidas y un foto realismo sin tanto poder de procesamiento. “Con estas plataformas y tecnologías tenemos que romper los paradigmas del lenguaje cinematográfico, al darle libertad al espectador de moverse y habitar un mundo virtual en donde no somos quienes indiquen con tres paredes lo que ve el espectador, ahora no creamos imágenes para ser vistas, sino programamos espacios para ser habitados”.
A diferencia de un fotoperiodista, que visitando un mercado en Shangai encuentra momentos, en el mundo virtual “somos quienes debemos proveer todo lo existente; podemos controlar el clima, la densidad del aire, la forma del bokeh, las partículas, la especularidad de los materiales, la oclusión ambiental, todo alrededor de una acción, personajes y situación específica”. En CGI, el director de fotografía tiene que diseñar y construir desde el ambiente luminoso, hasta la forma del sensor virtual y construir un lente óptico virtual.
Por ser un mundo virtual “escoges la cantidad de blades del diafragma y puedes violar las leyes de la física a tu favor, pero para eso debes comprenderlas en su totalidad. Se vuelve un mundo tan libre que encuentras una nueva definición de lo que es ser un cinefotógrafo y dónde empieza la construcción de la imagen”.
La experiencia en CGI le ha ayudado a crecer en el mundo real de un set de filmación, porque “al estar frente un monitor de computadora, sin código escrito, sin un solo objeto modelado, te hace volver a los principios más básicos de la construcción de la imagen, entender la luz y las leyes de la física, desde su orígenes matemáticos”. En esa experimentación, narra, “hay una bella sensación de seguridad. Cuando llenas una tabla de datos físicos y matemáticos en la computadora, generas la simulación con GPU y frente a ti aparece la imagen que imaginaste”.
La luz de un eclipse
El 2 de julio, Daniel Blanco AMC organizó una expedición al desierto de Chile para fotografiar un eclipse total de sol. El fin era estudiar y observar las condiciones de luz “tan raras de ver”.
“El eclipse fue en un ángulo muy cercano al horizonte por lo que la temperatura de color, el tamaño y la dirección de la luz eran particulares para un eclipse solar. “Hay muchas cosas que observar además del eclipse per se; lo primero que sucede es el cambio de la intensidad de la luz, mientras la luna va entrando, se siente como un día dimmeado. El radio de contraste del mundo a tu alrededor es poco común, después la calidad de la luz cambia, se vuelve más dura conforme la fuente lumínica se hace más pequeña”. Daniel refiere que las sombras son totalmente afiladas y muy marcadas, después todo el horizonte alrededor se pinta y brilla más que el mismo sol.
“La fuente de luz es como un atardecer civil (civil twilight), pero hay un punto difuso en el cielo que ilumina ligeramente la obscuridad, es la mezcla perfecta de una noche con un atardecer, parece una escena de ciencia ficción. Pero lo que yo iba a buscar es lo siguiente y pongo en contexto: “Cuando estamos en un set iluminando trabajamos con temperaturas de color, calidad de luz, entre otras cosas; en el caso de la temperatura de color la modificamos filtrando, con luces RGB, o modificando white balance en cámara.
En cuanto a la calidad de la luz la manipulamos modificando la relación de tamaño relativo de la fuente al objeto, ya sea con distancia o con difusores o fuentes grandes, ahí entra en juego la ley del inverso al cuadrado, una ley física de todos los fenómenos ondulatorios en el universo como la radiación electromagnética o el sonido, que dicta el comportamiento de la caída de la intensidad lumínica en relación a la distancia y la potencia. Con espacios abiertos, locaciones o foros grandes, podemos recrear iluminaciones similares a la luz natural, replicando sus caídas y distancias. Como esto tiene que ver con la relación de la distancia entre la fuente luminosa y el sujeto, qué mejor oportunidad para ver existir y reaccionar a las leyes físicas universales con las distancias reales del sistema solar”.
La búsqueda principal, dice, “era ver cambiar la calidad de la luz en pleno día viendo como cambia el tamaño de la parte luminosa del sol, y la segunda, cómo aquí en la Tierra pasamos por las partes de la sombra, Umbra Penumbra y Antumbra (términos astronómicos que utilizo en el set para iluminar), que son las mismas partes que yo uso para modelar todo, desde un rostro hasta un set completo”.
Daniel recomienda conocer la física de la luz a profundidad. Como cinefotógrafos es una obligación vivir experiencias que muestren la naturaleza de las cosas, mundos nuevos y realidades físicas.
“La cinefotografía tiene más que ver con la experiencia vivida y las decisiones que se toman”, a partir de eso se elige cuál cámara o cuál óptica. Muchas veces eso se deja en un segundo término, de ahí que la recomendación a los estudiantes o aspirantes es no limitar el camino buscando cámaras, tripiés o lentes. “No esconderse detrás de los juguetes, (porque) el director de fotografía no debe crear desde atrás de una cámara, debe crear del lente hacia el mundo en frente. Buscar experiencias luminosas, entenderlas y replicarlas, se verá bien ante cualquier lente y ante cualquier cámara, “así tengan que ir a buscar respuestas a la sombra de un eclipse, háganlo”.
¿Qué se siente ser director de fotografía en otros países?
“Lo que me encanta del cine es que es universal, tanto el lenguaje cinematográfico como la forma en la que opera la industria, independientemente de los esquemas de producción, de los proyectos que encuentres en cada país”.
Al igual que en México, hay proyectos independientes o proyectos muy grandes de estudio, pero la fortuna es llegar a Japón, Cuba, Suecia, Chile o Estados Unidos y ver que la estructura del crew y la metodología no es muy distinta; siempre es como sentirte en casa. “Me tocó hacer un proyecto en tres países y en cada lugar al que llegábamos nos recibía un equipo de gente tan preparado, que yo no sentía el cambio de país, todo fluía”.
Otra fortuna “es que la certificación de la AMC me ha dado mucho reconocimiento por parte de compañías productoras, productores y profesionales en todo el mundo. Adonde voy siempre soy bien recibido y mi conocimiento va respaldado por las siglas AMC, eso le genera confianza a los productores y directores y a mi me ha abierto infinitas puertas.” “Algo que me han dicho más de una vez en distintas partes del mundo es que los cinefotógrafos mexicanos son de los mejores del mundo, esto por el gran trabajo de muchos colegas que han llevado sus proyectos muy lejos. Ahora nos toca hacerle honor a esa idea”.
Daniel Blanco AMC, Cache, junto con su padre y su hermano llevan la escuela de cine INDIe A. C. De sus alumnos ha aprendido a mantenerse activo y a la vanguardia y en cada proyecto pone en práctica el mayor consejo de sus maestros: “Encuentra algo que te apasione y nunca sentirás que estás trabajando”.