Por Milton R. Barrera y Luis Enrique Galván

Fotogramas de ‘La Gloria’

‘La gloria’

La ópera prima de Joseph T. Walker, es una película que resuena profundamente con la actualidad social y política de Estados Unidos. La historia sigue a Carson, un ranchero solitario que tras herir accidentalmente a una inmigrante latinoamericana, se ve obligado a cuidarla en su casa mientras se recupera, enfrentando la investigación de su hijo, un agente de la patrulla fronteriza de los Estados Unidos. Lo que comienza como una relación de desconfianza, se transforma en una amistad inesperada, en un contexto en el que las políticas de inmigración y deportaciones han fragmentado a innumerables familias.

La película no solo expone la crudeza de esta realidad, sino que también ofrece una visión humanista y esperanzadora sobre la posibilidad de entendimiento y solidaridad entre culturas distintas.

Sara Purgatorio AMC, CCS, directora de fotografía, comparte los detalles de su trabajo en esta cinta profundamente necesaria.

De Italia a México

El camino de Sara hacia ‘La gloria’ comenzó con una búsqueda intencionada del director, quien deseaba contar con una directora o director de fotografía mexicano. Al descubrir el trabajo de Sara en México y enterarse de su origen italiano, se estableció un primer contacto. Desde la primera conversación, la conexión entre el director y Sara fue inmediata, con una visión compartida sobre la estética y el tono de la película.

“Desde la primera plática sentimos que había un buen entendimiento entre ambos; después leí el guion y me encantó. Está muy bien escrito y pude visualizarlo desde la primera lectura”.

Para consolidar la colaboración, Joseph organizó un viaje a México para realizar un scouting inicial y grabar algunas pruebas con la actriz principal, proceso clave que le permitió confirmar que su enfoque visual se alineaba con la visión del director. A pesar de los desafíos burocráticos para obtener la visa de trabajo en Estados Unidos, el director insistió en que Sara formara parte del equipo.

“Estoy muy agradecida de que Joseph se haya aferrado a la idea de tenerme como su fotógrafa, sobre todo por la gran cantidad de cosas que este proyecto me enseñó”, todo esto bajo las marcadas dificultades que representaba una cinta de bajo presupuesto reflejando así la confianza absoluta del director hacia su creadora visual.

Encontrando las herramientas adecuadas

“Participé en una convocatoria para obtener unos lentes de Panavision; presenté todo lo necesario y afortunadamente, la ganamos. Como resultado, me otorgaron la renta de los lentes, lo cual significó un primer paso hacia el concepto estético establecido para la película”.

Desde el inicio del proyecto, Sara Purgatorio y Joseph Walker discutieron la importancia del paisaje como un personaje más en la historia. Inspirados en la obra de Chloé Zhao (‘Nomadland’, ‘The Rider’), como también la mirada del director turco Nuri Bilge Ceylan, optaron por un enfoque visual que destacara la vastedad y majestuosidad del entorno en su relación con los personajes de la historia. Para lograrlo, utilizaron una combinación de ópticas Panavision Ultra Speed y lentes Special Flare, aprovechando sus características de suavidad en las altas luces y su capacidad para capturar la luz natural en su máxima expresión ya que son lentes muy luminosos. Estos lentes fueron montados en una cámara ARRI Alexa Mini con un sensor Super 35, elección clave para mantener una estética cinematográfica y una imagen con una textura material, sin perder la flexibilidad en entornos de iluminación natural.

“Estoy realmente feliz con el resultado; la imagen quedó exactamente como la imaginaba. Conseguimos un equilibrio entre naturalidad y realismo, pero con un ligero toque mágico. Es difícil describirlo con exactitud, pero diría que la imagen tiene un carácter delicado, no en el sentido de lo femenino, sino en la sutileza de la luz natural y los matices visuales que logramos. Además, en Panavision de Dallas me proporcionaron un par de lentes adicionales, los Special Flare. Lo que hace especiales a estos lentes es su manufactura en los flares que a la vez aportaban dinamismo y un carácter único a la imagen”.

La luz natural como herramienta narrativa

Uno de los principales retos fue la decisión de usar luz natural para reforzar el realismo de la historia. Crear atmósfera a través de la luz natural y mantener coherencia a lo largo de la película, requiere el tiempo necesario para poder escoger momentos exactos para filmar, algo que en una producción low budget , no hay. Sara enfatiza cómo esta decisión era muy importante para el tono de la película y no solo proporcionó un registro realista, sino que también tuvo un papel evocador y emotivo en la imagen que buscaban. La elección de lentes luminosos permitió aprovechar al máximo los matices de la luz en diferentes momentos del día, un paso necesario para la narrativa visual de la historia.

“El paisaje no enmarca únicamente la historia, sino que también refuerza la caracterización del protagonista. La interacción entre el personaje y el entorno se ve reflejada en la variación de la luz a lo largo del día; desde amaneceres suaves hasta atardeceres que añaden una capa de dramatismo a la historia. Por mi parte, tuve que hacer un estudio minucioso de la luz en las diferentes locaciones que teníamos, sobre todo para saber cómo aprovecharla al máximo ya que este proyecto en realidad era de bajo presupuesto y la luz natural es la primera herramienta a disposición para crear una atmósfera”.

Desde la primera lectura del guion, se estableció una paleta de color muy natural que reflejara el paso del tiempo y con gran enfasis en la textura de la imagen. El polvo, las superficies envejecidas, las tonalidades de los entornos y los pequeños detalles, aportaron profundidad evitando una imagen completamente limpia y plana.

“El objetivo era lograr una estética con cierta plasticidad visual; aportar a la imagen volumen y buscar una imagen que hiciera que cada encuadre transmitiera realismo y emoción”.

Sara Purgatorio también planteó la intención de cambiar estéticamente las noches ya que la diferencia entre la luz natural del día y la luz artificial de las noches, era un aspecto clave en la construcción de las sensaciones que se deseaban transmitir.

“Durante el día los colores son más delicados y orgánicos, con una armonía sutil que sigue a los personajes en sus espacios. La que viene descrita por la película es una naturaleza bella y solemne”. En oposición, “la noche tiene una estética más intensa, con mayor saturación y un contraste exagerado ligeramente. El negro de las noches es profundo porque nos ayudaba a generar una atmósfera más dura y dramática. La imagen se vuelve menos descriptiva y más gráfica”. Así, la luz artificial rompe con la armonía del día, destacando las emociones con mayor crudeza.

Un claro ejemplo de esta diferencia es la escena de la pelea entre Carson y su hijo, al salir de un bar. Ubicada bajo un farol, aparentemente de sodio y junto a una camioneta, la iluminación en esta secuencia refuerza la tensión del momento. La dureza de la luz amarillenta y artificial, representa la violencia de la confrontación, creando un contraste cromático con el fondo, donde las luces de los establecimientos cercanos mantienen una frialdad. Este juego entre ambas luces no solo ayuda a diferenciar los momentos

del día, sino que también añade capas emocionales a la historia, utilizando la iluminación como una herramienta narrativa fundamental.

La directora de fotografía comparte su gusto por la experimentación, en este caso con filtros artesanales.

“Me encanta probar cosas que pueden funcionar”, comenta. Sin embargo, a lo largo del rodaje descubrió que en las escenas diurnas los filtros no encajaban con la propuesta visual.

“Cada vez que intentaba poner algo o creaba un filtro, en el día no funcionaba. Justo por el mismo sentido, por el mismo concepto, era necesario mantener una naturaleza, era un principio muy sólido”.

En cambio, la noche le permitió jugar más con este recurso pues en la escena de la pelea, Purgatorio decidió intervenir la imagen.

“Puse un poco de vapor de agua y luego hice otro filtro, preparándolo.” Finalmente, la versión editada conservó la toma con más textura e imperfección, lo que la dejó satisfecha: “Estoy contenta porque al final editaron justo la que tiene reflejos y flares que vienen del agua que puse en el filtro”.

Empatía sobre técnica

‘La gloria’ es un proyecto que, en su carácter de bajo presupuesto, tuvo que afrontar obstáculos que obligaban a sus creadores visuales a reinventar el lenguaje mismo de su cinta; improvisar acorde a la correcta interpretación de la narrativa y sus momentos dramáticos en la historia. “Este tipo de películas te exige ser listo para poder reinterpretar y con ello, aplicar alternativas a los conflictos que surgen durante la filmación, provocando de manera natural, una dificultad para mantener una coherencia estética en la imagen”.

El tiempo requiere dinero y si no lo hay, es imprescindible acoplarse a la pronta solución de retos en el set. Sobre este tipo de conflictos, entre otros a la hora de filmar, Sara recuerda con humor una de las escenas filmadas con el uso de zapatos hechos con plataforma más alta de lo normal. “Estábamos filmando en un baño muy pequeño, sin la posibilidad siquiera de poner un applebox y así ganar la altura correcta con respecto al personaje. Era una escena con cámara en hombro y tuve que usar zapatos muy altos para lograrlo. Son zapatos que hice yo y los usé en distintos momentos”. En condiciones distintas, con proyectos de mayor presupuesto, este tipo de retos se resuelven con la construcción de tal espacio en un foro, con las dimensiones adecuadas, por ejemplo.

No obstante, la riqueza visual de la puesta en cámara para la cinta dirigida por J. T. Walker, radica dentro de las varias características ya mencionadas con anterioridad, en la frescura de su cámara en mano. “Queríamos movimientos que fueran capaces de registrar hasta el mínimo gesto de los personajes. Era una manera de estar en empatía total con la escena, en los movimientos y en los silencios, captando el respiro o la tensión de una pequena mirada. Por ello, una puesta en cámara en mano nos brindaba libertad total a base de la improvisación, tras haber comprendido correctamente los conceptos de la historia”, añade Purgatorio.

Es en este último aspecto, que Sara sitúa sobre la mesa la exigencia por comprender a profundidad los motivos reales del director al filmar cualquier tipo de proyecto, con mayor exactitud incluso, si la cinta no posee una gran flexibilidad económica, sino todo lo contrario; reinventando formas y soluciones a la propuesta base. “También tener una cámara en mano durante toda la película, habla de la confianza que el director tenía en mi trabajo, pues apostar por una propuesta como esta necesita de una colaboración previa que rebase lo profesional, para que de igual modo, sea muy íntima”, pues como expone la directora de fotografía, la cámara en mano pretende una simpatía total por la escena conociendo los motivos de los personajes, y “cuando alcanzas esa clase de libertad, logras improvisar cada vez que es necesario brindando una frescura al lenguaje cinematográfico”. Sin embargo, es imperativo concientizar que la libertad no supone libertinaje frente a la narrativa de la obra, sino una correlación profundamente inseparable entre la comprensión al punto de vista más honesto del director. “La verdadera técnica es simpatizar con el alma de la historia y seguir con atención el proceso de realización en el set, donde pueden surgir oportunidades para renovar o evolucionar la visión de la estética de la película”, agrega.

La importancia de crear una filosofía propia

Filmar supone apegar la mirada a los cimientos más primarios de la dramaturgia y su sentido narrativo; hallar el subtexto de la historia para proponer un lenguaje único a la cinta. Por lo que plantear una propuesta visual, demanda construir esa mirada, sus cualidades, límites y valores. Podría decirse incluso, que encontrar el lenguaje cinematográfico para cada historia, es entender la ética de su propósito. O en su defecto, cuestionar para inventar y resignificar para improvisar; crear una filosofía propia.

Para Sara, la materia visual fue interpretada desde el concepto, y a su vez, su intencionalidad; diferenciar la noche del día frente al principio de la naturalidad y la artificialidad, con respecto al momento dramático por el cual atravesaban los personajes. Corromper la armonía de la narrativa de acuerdo a la curva y evolución de la historia, con el uso de diferentes temperaturas de color. O bien, narrar el paso del tiempo con cambios en la materialidad de la imagen.

De tal modo que, cada concepto o principio técnico, trascendió su nivel representativo hasta comenzar a significar como signo y símbolo; fundarse como lenguaje, y consolidarse como filosofía propia a una cinta que se torna única por hallar los cimientos a la siguiente pregunta: ¿Cómo filmar la palabra escrita?

‘La gloria’

Cámara: ARRI Alexa Mini con sensor Super 35 Óptica: Panavision Ultra Speed/ Special Flare

Cinefotógrafa: Sara Purgatorio AMC, CCS

Director: Joseph T. Walker

1er. AC: Elena Chiappa ’Sfinge’

Gaffer: Chad Brewer

2do. AC: Samuel Park

Data Manager: Lucky Atkare

Key Grip: Mike Anderson

Colorista: Alessio Zanardi

Sigue a Sara Purgatorio AMC, CCS https://www.aperturadop.com/sara-purgatorio-amc-aic 

‘La gloria’ Sara Purgatorio AMC, CCS