Por Luis Enrique Galván
Fotos: ‘The Florida Project’, ‘Snowbird’, ‘Temporada de patos’, ‘Call Out my Name’ , ‘Tyrel’

Hace más de una década, William Dean Pesnell, científico e investigador de la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (NASA), ha liderado el proyecto ‘Solar Dynamics Observatory’, en el que ha publicado cerca de cien artículos sobre el comportamiento del Sol. Entre ellos, y de más reciente fecha, se encuentra el análisis sobre el color de dicha estrella, afirmando que, su tonalidad depende de la energía que propague acorde a su época de vida, siendo el verde su pico más alto en el rango espectral. La luz, por lo tanto, continúa como viaje eterno en la transformación misma de la energía solar. Así, la mirada también evoluciona. Sin embargo, antes de adentrarnos en la referencia astronómica que da pie al párrafo anterior, este texto comienza antes, con la reestructuración y diversificación de las herramientas que supuso el rodaje de ‘Huracán Ramírez vs la piñata enchilada’ (Apple).

Alexis Zabé AMC, ASC, quien anteriormente había filmado con un iPhone en muchas ocasiones, vuelve a hacerlo con la actualización de este modelo. “Es saber que tienes una cámara más en tu bolsillo”, afirma el cinefotógrafo de cintas como ‘The Florida Project’ (Sean Baker, 2017). Desde proyectos como ‘Snowbird’, Zabé pudo explorar las alternativas y facilidades que una herramienta como la de Apple ofrecía. En aquel entonces, la necesidad por lograr filmar dentro de espacios reducidos como lo eran las casas rodantes, era primordial. Años después, las mejoras continúan, desde la doble estabilización óptica (OIS), como la posibilidad de filmar en ProRes en 4k. Y aunque el foco o el montaje en drone siguen teniendo dificultades, además del ASA reducida, las ventajas que proporciona rodar con iPhone son muchas, incluyendo el poder filmar planos secuencia sin tener que usar algún otro estabilizador o rig.

“Lo más importante es entender que ya es una herramienta tan válida como cualquier otra cámara”, añade Alexis. Tanto la discreción que otorga, así como su propio look en imagen, da paso entonces a la apertura de mayores elementos sobre la mesa cuando se trata de tener que escoger con qué filmar. La democratización de los medios de captura debe ser un punto más a rescatar, cuando ahora, un teléfono brinda también, una posibilidad para seguir contando historias. La charla continúa, y contando desde su paso como estudiante de cine en el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos (CUEC), Zabé discute sobre el viaje personal e individual que permite trazar la cinefotografía; descubrirse y narrar lo que dictamina el corazón y la mirada de cada persona, es una de las perspectivas más sanadoras que describe el director de fotografía de ‘Temporada de patos’ (Fernando Eimbcke, 2004). “Conforme avanza el tiempo, puedo sentirme agradecido de no ser el mismo de antes; de ir hallando cada año el viaje personal de esto, e ir fluyendo”, añade Alexis.

Adentrándonos en si la construcción de la mirada evoluciona con el pasar del tiempo, nos encontramos con la transformación de la energía en uno mismo, y cómo el Sol al igual que su rango espectral, se altera con el transcurrir de los años. “No puedo hacer una distinción con la vida diaria y la mirada porque mi vida diaria, es fotografiar, es una energía constante, es un microcosmos”, comparte Alexis Zabé. “Te das cuenta de que ese también es un trabajo del cinefotógrafo: entrar al set y leer las energías en el rodaje y así saber cómo aproximarte a filmar cada toma. Al final, el cine es un arte performático, hay que entender que todo es energía para poder llegar a concretar”, agrega.

Regresando a las diferentes investigaciones de William Dean Pesnell, el astrónomo de la NASA también habla sobre la luz y el impacto en la vida diaria, desde su transformación misma en los tipos de refracción al encontrarse con elementos distintos en la naturaleza, hasta lo no ¨visto¨ en su interacción con el cuerpo y mente. En ‘Crítica de la razón práctica’, Kant no sólo discute sobre el alcance de la individualidad, sino también de la motivación en función de la energía a partir de la luz: “La segunda (la energía vital), en cambio, eleva mi valor como inteligencia infinitamente, en virtud de mi personalidad, en la cual la ley moral me revela una vida independiente de la animalidad, incluso de todo el mundo sensible”. “La luz es sanadora, y cuando te das cuenta de que debes aprender a fluir con ella, y saber que siempre será imposible controlarla a la perfección, entonces te unes a la corriente. Es mensajera, la información está en ella; sólo puedes dejar que sea y encontrar tu propia energía para contar lo que quieres”, argumenta Zabé.

En referencia a la misma conversión de energías y su lectura para la posterior creación, charlamos sobre las inteligencias artificiales y la ausencia de límites que suponen en la generación de ideas u obras. Sin embargo, el cinefotógrafo de ‘Tyrel’ (Sebastián Silva, 2018), integra los conceptos de tono e intención. “Cuando hay algo real, lo sabes. ¿Quién es el que sabe escribir?, ¿emocionar?, ¿tener sensibilidad?”, comparte. Así, la idea misma del cine como un performance, vuelve a entrar en juego. Como el Sol, irradia luz para la unión de energías que, en conjunto, crean complicidad, sin importar el modelo de cámara y el tipo de sensor, sólo la sinergia de un rango espectral humano y creativo (en evolución constante) que busca narrar con sensibilidad. “Todo se trata de recrear la ¨primera vez¨ de un atardecer, de una mirada. Es una base de datos visuales que buscas regenerar encontrando tu propia energía”, concluye Alexis Zabé.