En el mundo del cine, la labor de la cinematografía no solo se centra en la captura de imágenes, sino que también revela mundos interiores. A través del lente meticuloso de el o la directora de fotografía, cada fotograma se convierte en un portal hacia emociones profundas y universos internos previamente ocultos. Esta capacidad de explorar lo íntimo y lo personal a través de la imagen cinematográfica, es un arte que trasciende lo meramente visual, transformando la pantalla en un espejo que refleja no solo lo que vemos, sino lo que sentimos. Para la directora de fotografía María Sarasvati Herrera AMC, la cinefotografía se convierte en un vehículo para descubrir esos mundos internos. Desde el uso simbólico de la luz y la sombra hasta la elección del encuadre y la composición, cada decisión del director de fotografía se teje cuidadosamente para transmitir estados emocionales profundos y contar historias que van más allá de las palabras. En este artículo, nos adentramos en el más reciente trabajo de la ganadora del premio Mezcal a la Mejor Fotografía en el Festival Internacional de Cine de Guadalajara 2024, gracias a su trabajo en ‘La arriera’.
Ambientada en Guadalajara durante los años 30 del siglo pasado, la ópera prima de Isabel Fregoso gira en torno a Emilia, una joven que experimenta su despertar sexual en un México posrevolucionario, en el que los valores familiares tradicionales siguen arraigados en el pueblo. Impulsada por su anhelo de libertad y de encontrar a su padre, Emilia se disfraza de arriero y se embarca en un viaje en el que encontrará desafíos físicos y emocionales, decidida a encontrar su verdadera identidad.
Un viaje de transformación
Todo comenzó con una invitación del productor Eder Campos (‘Huesera’, 2022), quien después de ver el trabajo de María Sarasvati Herrera en ‘Blanco de Verano’ (Rodrigo Ruiz Patterson, 2020), la buscó para presentarle a Isabel Fregoso. “El guion me encantó desde que lo leí por primera vez. Sentí que era una historia mágica, además de que Isabel me pareció muy sensible y genuina y trabajamos un tiempo para lograr que nos dieran el apoyo necesario para producirla. Una de las cosas por las que quería hacer esta película, fue el viaje de transformación que tiene la protagonista; las casualidades de la vida que se van cruzando en su camino enseñándole algo nuevo. Me encantó la idea de que fuera de época, era un guion muy literario, casi como si estuviera leyendo una novela y eso terminó por atraparme”.
Para la directora de fotografía, leer un guion es más que simplemente comprender la trama y los diálogos; es sumergirse en un mundo de códigos visuales, emocionales y sensoriales que moldearán la narrativa visual de la película. Cada página ofrece una oportunidad para descifrar la paleta de colores que evocará emociones profundas para visualizar la luz que dará vida a los personajes, y para captar los matices sensoriales que transportarán al espectador a universos distintos. Es en este proceso de interpretación creativa donde se encuentra el verdadero arte de traducir palabras en imágenes que no solo cuentan una historia, sino que también la hacen sentir y vivir intensamente.
“Siento que mucho de este trabajo es hacerle caso a tu intuición y en este caso, ambas nos permi- timos explorar este espacio. Desde el guion se sentían estos elementos sensibles e inmateriales.Por poner un ejemplo, en ‘Portrait of a Lady on Fire’ (Céline Sciamma, 2019), el momento más importante es casi inexplicable, son las imágenes y lo que está sucediendo dentro de los personajes lo que nos transmite las emociones más fuertes. Isabel y yo queríamos transmitir esto y nos enfocamos en buscar referencias en pinturas del romanticismo alemán, del impresionismo, entre otras; en todo aquello en lo que sentíamos que el entorno respondiera a lo que les está pasando a los personajes. Sabíamos que esta era una película en la que la mayor parte de la historia sucedería en paisajes naturales y era fundamental que esos espacios fueran expresivos e hicimos el scouting pensando en todo eso. Tomamos cientos de fotografías de los lugares que visitamos y organizamos un catálogo acomodándolas de tal manera que tuvieran una progresión dramática. Desde el rancho, pasando por el bosque y hasta el mar, la naturaleza acompaña siempre a la protagonista y se va modificando conforme ella madura. Por ejemplo, cuando Emilia recién escapa, se encuentra con un bosque muy espeso al que apodamos bosque de las brujas, en donde las enredaderas parecieran representar que lucha por intentar salir; pero hacia el final, la vemos frente al mar, un espacio abierto, con un cielo azul impresionante. De esa manera, fuimos categorizando los paisajes dependiendo de la emoción que sucedía dentro de Emilia”.
La elección de la óptica adecuada y el equipo técnico específico son como los últimos trazos de un pintor sobre su lienzo. Cada decisión técnica y cada herramienta utilizada son pinceladas finales que delinean la visión única del director de fotografía. Al igual que un artista selecciona meticulosamente sus pinceles y colores para capturar la esencia de su obra, la cinefotógrafa elige entre una variedad de lentes para definir la perspectiva y el enfoque de cada escena. La cámara, como el lienzo en blanco, espera ser impregnada con luz y sombra, capturando detalles y emociones que forman el alma de la imagen. Cada ajuste técnico -desde la apertura del diafragma que controla la profundidad de campo, hasta la sensibilidad ISO que determina la claridad en condiciones de luz variable- es un paso más hacia la realización de una visión artística completa. Herrera comparte su gusto por los lentes antiguos, elemento que buscó para completar la estética visual.
“Queríamos acercarnos a las pinturas impresionistas y esa textura tan particular que tienen, llena de brochazos muy perceptibles. Entendimos que lo único que podría darnos esta textura era el anamórfico y sus aberraciones. Hicimos pruebas de este tipo de óptica y los LOMO -de Aurarentals-, fueron los que encontramos más adecuados”. Además de la óptica anamórfica, María Sarasvati Herrera AMC, llevó consigo la ARRI Alexa Mini LF.
Comprender la historia
Isabel y Sarasvati trabajaron en el lenguaje de la película con mucho tiempo de anticipación. La directora de fotografía creó una biblia basada en referencias segmentadas por cada aspecto técnico: movimientos de cámara, encuadres, iluminación, etc. “Isabel es una artista innata; le encanta la escritura, la pintura y el arte en general. ‘La arriera’, era una historia basada en su familia, muy personal para ella, y este era su primer largometraje”. “Yo sabía que era importante que tuviera el tiempo de concentrarse en sus actores, por lo que creí necesario tener un plan, un mapa o guía que nos permitiera tener todo claro. Anteriormente, cuando hacía este documento, lo compartía con mi crew pensando que nadie lo lee realmente, pero es impresionante llegar al set y darte cuenta de que todos lo leyeron y saben realmente qué estamos haciendo. Esta es una guía que hace que todos se involucren y se sientan parte del proyecto”. María comparte que gran parte de su proce- so recae en la intuición y en la reflexión de las decisiones.»Desde que leo el guion por primera vez, surgen imágenes que registro en algún lugar, escribo todas estas ideas y poco a poco voy analizándolas y reflexionando en por qué me llevan hacia ese lugar. Es una lluvia de ideas que comienza con una primera imagen mental y poco a poco, se transforma en algo tangible. Por ejemplo, el impresionismo; al tener esta referencia en mente, te comienzas a preguntar en cómo lograremos esto. Eso te lleva a la óptica y luego a la cámara, lu- ego al tipo de iluminación. Toda esta cadena se va uniendo hasta completar tu visión”.
Proceso reflexivo en conjunto
Seguida de la intuición y las pistas que esta va determinando, surge también el camino de creación en equipo, primeramente, en el establecimiento de códigos comunes entre dirección y cinefotografía. “Cuando trabajas con el o la directora, debes ser capaz de entender sus necesidades para conocer también la forma individual para relacionarse, es un trabajo comunicativo”, comparte Sarasvati. Lo mismo sucede con el resto del equipo de trabajo, buscando un lenguaje compartido para aproximarse a la historia. De esta forma, lo que pueden ser meramente limitaciones para el proyecto, pasan a convertirse en posibilidades narrativas y dramáticas. “Tuvimos un reto físico dentro de la naturaleza filmando cinco semanas bajo condiciones complejas. El paquete de luces con el que contábamos era reducido, por lo tanto, había que aprovechar las mismas condiciones naturales de la luz”. Este reto era similar para el resto de los departamentos de trabajo. Tal es el caso del diseño de producción, sustentando sus herramientas en pigmentos naturales a base de tierra y otros elementos para pintar paredes de diferentes locaciones. O bien, mediante el uso de objetos antiguos y pertenecientes al pueblo mismo, como base de props. “En conjunto con el departamento de arte, nos preguntarnos de qué manera podíamos generar contraste en el color frente a lo que ya existe en la naturaleza. Muchas veces pensamos en las historias de época en tonalidades café y terrosas cuando la realidad es que existe toda una gama de tonos. El trabajo en conjunto y de investigación al lado del diseño de producción, nos permitió llegar a la verosimilitud del lugar”. Por otra parte, ese diálogo creativo que menciona María, mantenido a lo largo del rodaje entre las diferentes aristas del crew, también fue potenciado a partir del tiempo y la experiencia de proyectos anteriores con distintos colegas.
“Con Carlos Campos -gaffer del largometraje- he trabajado en otras siete ocasiones y siempre tenemos una conversación permanente a raíz del mapa de iluminación. Se adelanta a prevenir ciertas decisiones ante diferentes situaciones, porque como equipo, saben cuál es la siguiente toma y dónde va a estar la cámara. Lo mismo ocurre con Nicolás Gril, quien fue el operador. de steadicam con quien hemos podido trabajar en cuatro proyectos. Ya existe un diálogo y una sensibilidad de su parte sobre cómo aproximarse a cada trazo con respecto a lo que necesita la historia”. “El cine es un macrosistema de largas variantes y mi trabajo como cinefotógrafa, es ser perceptiva a ello; estar conectada permanentemente a la historia. Solo así puedes hallar soluciones.»
Sobre el estoicismo en la luz
El viaje de la construcción fílmica tiene distintas capas y procesos que acompañan a la ficción hasta su más detallada planeación. Los meses previos a rodar, son impregnados de estos diálogos de investigación y de un trabajo reflexivo constante. Sin embargo, el margen para los retos imprevistos siempre seguirá existiendo; condiciones fuera de control y otros elementos ajenos a la anticipación. “Creo que como directores de fotografía, tenemos que aprender sobre una filosofía en la que no todo lo podemos controlar. Muchas veces planeas un día nublado y de repente sale el sol, o viceversa. Una de las enseñanzas que tuve durante este proyecto, fue sobre la importancia de fluir un poco más y entender que hay cosas que nunca vamos a poder manipular; hay que caminar con ellas”. Es entonces que la perspectiva creativa adquiere una nueva dimensión frente a lo inesperado y lo natural: la continuación de una alternativa narrativa. Tal vez durante la marcha, aquello que no entraba en los planes, culmina por dar una solución dramática para la historia. “El cine es un macrosistema de largas variantes y mi trabajo como cinefotógrafa es ser perceptiva a ello; estar conectada permanentemente a la historia. Solo así puedes hallar soluciones”. En paralelo, lo no planteado viene también como producto a una escucha activa y continua pues en ocasiones, lo estructurado desde la preproduc- ción puede cambiar y mejorar durante el rodaje mismo y qué es lo que se está construyendo en la realidad.
“Isabel escucha mucho a sus actores y durante el rodaje nos replanteamos algunos trazos a partirde lo que naturalmente construían en la locación. Sabíamos cómo queríamos filmar cada escenadesde nuestro shooting list, pero estando allí, había algo que lograban hacer en sus ensayos quesimplemente era mucho más orgánico y natural.Es a este tipo de cuestiones que también debemosmantener nuestra percepción”, añade Sarasvati.Puede entonces que el estoicismo de hace más dedos mil años, de igual manera sea una alternativade vulnerabilidad y sensibilidad de nuestramirada frente al mundo natural. La ficción es yserá siempre construida con el mínimo detalle,no obstante, la irrupción de lo no controlable serátambién constante. Pues aunque la luz sea fluircon ella, es un camino completamente distinto.Requiere como bien menciona María, de unaapertura permanente al entorno.Encontrar soluciones hacia futuros obstáculosdurante el rodaje, o incluso hallar unamejor alternativa no vista con anterioridad,recae en dicha vulnerabilidad y a su vez, delcuestionamiento al instinto.“Muchas veces tu primera imagen frente alguion vendrá de tus referencias más cercanas. Siúltimamente sólo has visto comedia, quizás esasprimigenias soluciones vengan de esos mismoscódigos; por ello, hay que cuestionar ese primerimpulso. Reflexionar si está siendo correcto parala emocionalidad de la historia, de la escena o delpersonaje”.
Frente a lo incontrolable, fluir es estoico, pero almismo tiempo, es reflexivo y analítico con respecto a lo real y tangible. Percibir las variantes esuna habilidad que termina por ser conjugada conla intuición y el diálogo constante. Solucionar es haber planeado con mucha anticipación. Así, losdetalles no son gratuitos, sino pensados y sentidos, todo en proactividad de la historia.Cada elección visual y técnica que realiza la directora de fotografía, proviene de ese lugar: del cuestionamiento de la emocionalidad. Así, elementosque podrían ser meramente resultado de factores de producción o eficiencia, son también conjuntos narrativos. Al igual que las aberraciones de la óptica y su relación a los tintes pictóricos, María se decantó por el uso de la ARRI Alexa Mini por sureacción al grano en condiciones de oscuridad, y cómo ello podría ser una ventaja para la historia.Toda decisión es un cuidado futuro para lo quenecesita ser contado.‘La arriera’ es incluso un símbolo de la labor cinematográfica, un viaje de transformación quedebería ser permanente. Es un trabajo que yace desde la intuición para una creación de códigos a posteriori, que engloben la emocionalidad que exige el guion. Tal vez, las mismas referencias romanticistas e impresionistas de esta cinta, son un paralelismo a la vulnerabilidad con la que se debe abrazar toda historia desde el trabajo con la luz. Como menciona Sarasvati, se necesita entender la forma en que el exterior afecta al interior tanto al protagonista de la ficción, como al artista de la realidad. Es una apertura al diálogo creativodesde la constante investigación; un reto que en ocasiones como esta, ha sido físico frente a la naturaleza pero que también es emocional y reflexivo, narrando desde la luz y la sombra el carácter emocional que exige toda película.
La arriera’
Cámara: ARRI Alexa Mini LF
Óptica: LOMO
Cinefotógrafa: María Sarasvati Herrera AMC
Gaffer: Carlos Campos
Diseñador de producción: José Portillo
Realizada en Mascota, Jalisco