Encontrar nuestra identidad siempre ha sido una de las necesidades más grandes porque nos permite comprendernos a nosotros mismos y a nuestra historia. Pensar en este concepto, representa un reto por sí solo. Bastaría con vernos reflejados en nuestras familias, caminar por las calles de nuestras ciudades, nuestros lugares favoritos o en las cosas que nos gustan, sin embargo, no es así. Aprendemos a mirarnos a partir de patrones sociales o a través de la mirada del otro. ‘The Last of The Winthrops’ parte de una simple pregunta para adentrarnos en este universo: ¿qué pasaría si todo lo que crees sobre ti mismo fuera una mentira?

Fotografiado por Eduardo R. Servello AMC, el documental presenta el viaje de Viviane Winthrop para conocer más a fondo el origen de su familia y descubrir una herencia histórica que puede rastrearse hasta ser parte de una de las familias fundadoras de Estados Unidos. Pero Viviane se encuentra con una sorprendente revelación que cambia su vida y la obliga a investigar más a fondo para recuperar su sentido de identidad. A través de imágenes de archivo, cartas y grabaciones privadas, se revelan poco a poco los secretos que su propia madre ocultó.

“Me encanta pensar en la idea de que esta película-documental que tiene una función cinematográfica, una función de registro y a la vez, una función de desahogo, sobre todo para la directora. Es un road movie en el que descubrimos las transformaciones del personaje viajando por diversos países y cómo se transforma con cada paisaje”.

“Viviane, que es codirectora del documental, estaba muy interesada en contar la importancia histórica de su familia después de que llegó a sus manos el diario de ‘Tante Vicky’, una mujer que hizo un extenso registro de los acontecimientos que vivió durante la segunda guerra mundial. En los relatos estaban presentes los nombres de Reginald Winthrop (padre de Viviane) y Simone Dauphin Winthrop (abuela de Viviane). A partir de ahí, ella contactó a Adam K. Singer para que la apoyara con el proyecto y ambos pusieron manos a la obra para contar una historia sobre la familia Winthrop. Durante el viaje descubrimos a su nueva familia y el secreto de Claire”.

“Adam, el director, fue quien me invitó a participar en el proyecto desde el inicio. Esto me permitió conocer mejor a Viviane y su contexto. A través de las pláticas y la amistad que creció entre nosotros tres durante los meses previos a la grabación, fue como intenté dotar de personalidad al proyecto a través de la fotografía”.

Adaptación y anticipación

No fue un rodaje continuo. En algunas ocasiones, el equipo de producción tuvo que esperar un tiempo entre los eventos necesarios que aparecen en el producto final, como la celebración de un sabbath en Montreal y el descubrimiento de la otra familia al final de la película. El director de fotografía y el director tuvieron conversaciones sobre cómo abordarían el proyecto que al principio, se centraba en Viviane indagando sobre su árbol genealógico y en el que viajarían a diversos países europeos en busca de la gente que tuvo algún contacto o sabía algo de los Winthrop.

La manera de escribir para cine documental es diferente a escribir para ficción. Al tener que registrar la realidad, difícilmente se puede hacer un guion fijo, sin embargo, sí es posible crear una ruta crítica basándose en los objetivos que se quieren alcanzar. En este sentido, el trabajo más importante del director de fotografía va más allá del encuadre y la luz; es involucrarse con lo que está pasando frente a la cámara y, sobre todo, tener la habilidad de anticipar cualquier escenario que pudiera presentarse. “Cuando conocemos el destino indirecto de la historia, podemos saber qué nos hace falta, como si supiéramos ya el destino del personaje. Yo sabía que tener objetivos claros me permitiría estar siempre listo para filmarlos”.

En este tipo de proyectos, los cineastas deben tener la capacidad de adaptarse para trabajar con todo aquello que se presenta en el camino. Eduardo comparte cuáles fueron los pasos para encontrar un método que le permitiera estar listo para cualquier situación.

“Primero hice un board con toda la información que tenía hasta ese momento. Con esto, ya podríamos analizar desde qué punto de vista estaríamos contando la historia. Sabíamos que Viviane era la protagonista y queríamos que el documental se sintiera desde su percepción. Así establecimos cómo queríamos capturar a Viviane y lo que va descubriendo a lo largo de su viaje. Se trataba de acompañarla siempre y registrar todo, pero siempre con mucho respeto”.

Eduardo R. Servello AMC

“Para poder estar en el momento y grabar lo que la historia requería, debíamos conocer a los personajes a profundidad. Fueron muchas las pláticas entre Viviane y Adam, pláticas que nos iban orientando o dando indicios de hacia dónde tenía que ir el hilo conductual de la película. Afortunadamente, entre todos logramos encontrar un camino para llevar al mejor término posible el proyecto. Aunado a esto, tuvimos la fortuna de trabajar con el editor Christopher Seward, (‘Sicko’ y ‘Farenheit 9/11’) y él logró embonar todo ese trabajo que grabamos durante meses”.

Equilibrio entre estética o narrativa

“Una de las primeras observaciones que hicimos sobre el punto de vista desde el que se contaría el documental, es que acompañaríamos a Viviane en sus descubrimientos, así que procuramos ir siempre detrás de ella. Por otro lado, esto también sirvió de mucho aprendizaje porque normalmente estamos enfocados en el resultado final de la imagen y no necesariamente es lo más importante en el momento. Creo que existe una fuerza opuesta entre ubicar la cámara donde crees que se ve bien y donde en realidad debe ir. La idea es que la narrativa y la historia sugieren el encuadre correcto vs el instinto de fotógrafo de embellecerlo todo”. La historia siempre será el punto central de la película. La imagen está en favor de ella y hay que darle sentido; siempre hay que tener esto en mente. “Al tratarse de un tema delicado para la madre de Viviane, sabíamos que teníamos que hacerla sentir segura. No podíamos obligarla a permanecer en un espacio determinado sólo por el hecho de que se veía mejor para la fotografía. Cada decisión tiene un resultado y muchas veces la intuición juega un papel importante. Decidimos poner a la madre de Viviane en un lugar donde se sintiera cómoda. Se sentó junto a su piano y la entrevista fluyó, pero lo interesante de esto, son las pequeñas cosas que simplemente suceden y que tenemos oportunidad de registrar. En un momento dado, ella tocó una pieza para nosotros que resultó ser algo muy bello en el proyecto. Es la única entrevista que tenemos con ella y lamentablemente, murió poco antes del estreno del documental. Muchas veces debes darle importancia a lo que está pasando frente a ti aunque esto se contraponga con el ubicar la cámara donde el personaje se ve bien”. “Nos volvimos tan cercanos, que llegó un momento en el que nos podíamos comunicar con puras señas y así grabar ciertos momentos en los cuales lo que narraban los personajes era algo significativo. En este proyecto teníamos como regla seguir a los personajes -comenzando por Viviane- y escucharlos siempre”.

ELEVANDO LOS ESTÁNDARES

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‘The Last of the Winthrops’. Eduardo R. Servello AMC

Decisiones creativas

En este proyecto el crew solamente era de cuatro personas y en algunos momentos, Eduardo tuvo que decidir entre el peso de la historia y la imagen, pero hubo cosas que se plantearon desde el inicio y sobre las que sí se tuvo control.

“Lo único que sabíamos de antemano, eran los personajes a los que visitamos y lo que se les preguntaría. Fue un rodaje muy amable en general, lo único que no conocíamos del todo eran las locaciones por lo que tuve que improvisar en algunas ocasiones. Dejaba una cámara en el tripié capturando secciones y traía otra en la mano. La fotografía la hice solo; no llevaba asistente ni nada. En el equipo sólo íbamos Viviane, Adam, el sonidista y yo”.

Una de las preocupaciones de Eduardo era ser lo más práctico posible al escoger el equipo para registrar el material debido al recorrido y los viajes que tenían que hacer. “Utilicé cámaras portátiles que me permitieran estar listo en cualquier momento, después de todo, debíamos viajar por toda Europa y no había intención de llevar una cámara más grande. Todo el equipo cabía en una mochila, era indispensable poder movernos rápida y ágilmente. Usé la Sony A7S, la Canon Mark II y una Blackmagic Cinema Pocket. Usé también un drone DJ OSMO, e incluso el celular en algunas partes de Inglaterra para enfatizar que era la mirada de Viviane desde su teléfono. Esto último le permitía a Viviane grabar los momentos íntimos con su madre en los que nosotros no podíamos estar”. La elección de la óptica fue pensada en relación a los momentos de la vida de Viviane. Por un lado, la óptica angular fue usada en la primera parte del documental mientras Viviane recorre los castillos. “Para las partes grabadas en Inglaterra, para Viviane y su lado Winthrop, usé lentes más angulares que distorsionan la realidad, porque justamente ella ahí está viviendo “un cuento de hadas”. Más adelante, con la familia Pérez, utilicé otra óptica, pues ellos contaban algo diferente y utilicé unos zooms de Canon serie L: un 24- 70mm y un 24-105mm. En cuanto a los filtros, utilicé un polarizador y para las entrevistas ponía un filtro Soft FX 1/4. Son filtros que siempre tengo conmigo”.

“Al utilizar las diferentes cámaras podríamos pensar que esto iba a resultar difícil de igualar en la edición por la calidad de captura, pero realicé pruebas antes de adentrarnos en la aventura y descubrí que el S-Log 3 de la Sony y el RAW de la Blackmagic actúan de manera similar, aunque cada sensor tiene sus propias características. Lo cierto es que como la narrativa de la historia varía entre varios espacios, no resulta extraño brincar entre formatos. Gracias a esto pudimos hacer cortes directos entre materiales de distintas cámaras”. A pesar de esto, Eduardo comenta que lo más importante no era que el material se viera igual, sino estar listos para grabar con lo que se tuviera y tener registro de lo que fuera sustancialmente relevante en el curso de lo que se estaba contando. “Hay momentos que suceden una vez y no vuelven nunca más”.

“Aunque pueda parecer contradictorio, realicé una extensa tarea de investigación y llegué muy preparado al set. El reto más grande en este caso, fue entender cómo se comportaba la luz en las locaciones, pues muchas de ellas no eran fáciles de rastrear en internet. Me dejaba sorprender por lo que llegaba ante mis ojos y a eso me adaptaba para poder aprovechar las locaciones rápidamente. Seguí una sencilla regla que consistía en usar la luz de los espacios como key light. Además de las pocas maletas de cámara, llevaba una maleta con luces pequeñas: quasars y paneles LED ; con eso bastó”. “Recuerdo que el corte final no estuvo listo sino unos pocos días antes de que fuera presentado en el festival. Hubo que hacer mucho trabajo en post producción pues se hizo una gran recolección de imágenes fotográficas que tuvieron que ser restauradas. Después, en computadora, se les dió un efecto que las volvía imágenes 3D”.

“Debido a la pandemia, me enfrenté por primera vez al hecho de hacer una corrección de color a distancia. Brian Hutchings estaba en su oficina y yo en otro lugar con una pantalla calibrada, le iba pidiendo a dónde llevar el color”.

Aprendizajes

Este documental tuvo su premiere en abril en el Phoenix Film Festival. “La madre de Viviane residió en Arizona hasta su muerte y cuando terminó la proyección, mucha gente se acercó pues se sintieron identificados con la historia o con lo que le sucede a Viviane. Es importante regresar a la idea de que en el cine se cuentan historias universales y allá afuera habrá alguien que se conmueva o se identifique”. “La nueva familia de Viviane tuvo oportunidad de ver el documental y me contó que fue un momento mágico. Pensar en todo lo que hizo ella por investigar y llevar a cabo el proyecto, emociona. Es un proyecto muy importante para ella y muy personal, así que se convierte en una manera de desahogo. Esta película tiene algo poderoso, es la historia en la que muchos seres humanos podrían estar retratados”. ‘The Last of the Winthrops’

Cámaras: Sony A7S / Canon Mark II / Blackmagic Cinema Pocket Óptica: Canon Serie L Cinefotógrafo: Eduardo R. Servello AMC

Ser documentalista te obliga a estar presente en todo momento; estar enfocado en lo que sucede frente a cámara y detrás de esta.

“Hacer documentales me encanta, es estar expuesto a un constante aprendizaje. Un buen documentalista debe tener una curiosidad incesante por aprender. De este en específico, me llevo la increíble historia de los Winthrop, de la familia Pérez y de Viviane. También descubrir el banco genético de Utah y haber tenido la oportunidad de entender todo lo que podemos descifrar a través de nuestro material genético; me parece una locura. Conocer a la gente que se dedica a estudiar árboles genealógicos en Ginebra fue increíble. Como dije antes, íbamos sobre el camino aprendiendo todos juntos”.

Después de este proyecto, Eduardo ha trabajado en diferentes producciones a estrenarse en los próximos meses. Entre los proyectos en los que ha participado hay un par de documentales. Además, comparte que tiene previsto regresar a México para filmar una película de aventura/fantasía, un género poco explorado en nuestro país.

Trailer ‘The Last of the Winthrops’: https://www.thelastofthewinthrops.com

‘El cine nunca es arte. Es un trabajo de artesanía, de primer orden a veces, de segundo o tercero lo más’.