Tras las sombras, la luz y el blanco y negro, la soledad. Filmada en blanco y negro casi como un documental, la cinta del director mexicano Gabriel Mariño Garza “Ayer Maravilla Fui”, es la segunda colaboración en conjunto con el cinefotógrafo Iván Hernández AMC.

Por Loft Cinema
Fotogramas de “Ayer Maravilla Fui”

“Para mí esta cinta significa de nueva cuenta la posibilidad de la exploración y el poder enriquecer una colaboración que cada día crece con el director y en la que ambos nos empujamos en términos dramáticos y formales en el quehacer cinematográfico. En esta ocasión trabajamos a partir de un argumento de menos de 20 páginas el cual nunca se convirtió en un guión más sino en una guía tanto para nosotros como para los actores en la invención de los personajes para así día a día, ir revelando la trama y el conflicto”, señaló Iván.

“Cinematográficamente ‘Ayer Maravilla Fui’ plantea un mundo dentro del género fantástico en el que los personajes viven en emergencia existencial dentro de una orbe como la ciudad de México, la cual cada día es más gris e indiferente, por lo cual decididos desde el principio que este universo sea blanco y negro, más no un blanco y negro refinado en la iluminación o con artificios que decoren la idea de un sin color, de una vida que raya en el realismo, más tiene siempre un dejo de nostalgia, de evocación y de recuerdo de un mundo lleno de claro-oscuros y texturas, creando atmósferas con cierto grado de misterio”, confesó sobre la forma de retratar su obra.

Colaboración en conjunto

Debido a la carga de trabajo de Iván, quien también estaba rodando series de TV y otras películas, la cinta se enriqueció de la mano de otra cinefotógrafa que también aportó su visión a la historia. “En ese momento los compromisos laborales con los que contaba solo me permitieron filmar tres de las cuatro semanas donde debimos meter todo lo que respecta al grueso de la historia con los actores y dejar a la cinefotógrafa Miriam Ortiz, quien ya había trabajado con nosotros antes y con quien trabajamos desde el inicio para que terminara todas la escenas de ciudad, la cual es un personaje más dentro de la historia y hacer que todo se integrara de manera sutil sin que una mirada se impusiera a la otra”, relata entusiasmado.

Uno de los grandes aciertos de esta película es que está hecha sólo con luz natural, sin luces cinematográficas, ni tripies, ni banderas, ni equipos de tramoya, ya que es totalmente independiente y está hecha por un equipo de no más de diez personas.

 

Fotograma “Ayer Maravilla Fuí”

“Nos hicieron jugar con un plan en el que la participación de un equipo técnico no existía. En ese rubro sólo pedí el apoyo de mi gaffer Roberto Muñoz para montar un sistema muy básico de difusión con un textil 1/2 Grid Cloth 12×12’ que instalaron y después nosotros (Producción –Fotografía), podíamos adecuar dentro de un solar en una de las locaciones principales para poder controlar lo mejor posible la incidencia de luz a distintas horas del día dentro de ese espacio dependiendo del ambiente y la atmósfera que queríamos encontrar. “Durante las tres semanas de rodaje con actores hice un micro paquete de equipo (caja de producción), que consistía en telas negras, una seda y rollos de difusor y aluminio negro con los cuales controlábamos las entradas de luz natural de las ventanas y/o la intensidad de las luces prácticas que jugaban dentro o fuera de cuadro. En los focos de cada lámpara a cuadro junto con Erika Ávila, diseñadora de producción, decidimos que siempre debían ser lámparas incandescentes (tungsteno) y nunca utilizar focos ahorradores, fluorescentes ni leds”, confesó. “Cuando un proyecto te reta, lo haces propio y logras que cada parte tenga un sello”, así lo vivió Iván quien logró contagiar a todos con su visión. “Para mi es muy emocionante poder hacer una película con estas características ya que te invita a estudiar, observar profundamente cada espacio y luz casi a manera de documental, pero diseñando cada cuadro con el reloj del sol en beneficio de la historia y en este caso del conflicto de los personajes y del género en el que viajamos. No es una película iluminada como muchas que vemos dentro de la convención del cine en blanco y negro en nuestra cinematografía y por eso me gusta, porque es real y se siente”.  

Lo técnico

La óptica que eligió ayudó al tono que el fotógrafo buscaba darle a la cinta.

“Para explorar al máximo este universo que imaginamos con el presupuesto que teníamos, decidimos trabajar con una combinación de una cámara SONY FS7 con excelente sensor y captura tanto en el espacio de color S-Log3 como en el tamaño de los archivos 4K y definición y unos lentes Mir -24H 35mm 2f Aesenal de foto fija de fabricación rusa a partir de 1958 y los LEICA-R, igual lentes de foto ja para 35mm fabricados desde 1965 que pudieran amortiguar esa ultra definición de la cámara y que además pudieran resolver perfectamente el foco del objeto, así como de sutil manera la luz y matizar los colores para después interpretarlos en tonos de grises, blancos y negros con suficiente detalle para entonces manipularlos en la postproducción. Complementando lo anterior con particulares aberraciones ópticas especialmente en el HELIOS-33 las cuales nos ayudaron por demás a imprimir un a textura muy particular en cada detalle tanto en los espacios abiertos como en los retratos de cada personaje”.

“La película me gusta porque siento que es muy íntima y dura a la vez y que su forma es muy natural privilegiando cada momento del relato en transición entre el gris al inicio, la luz en su parte mas alta, donde los personajes se enamoran y los negros más profundos para su último acto donde se revela el conflicto: ¿Podemos enamorarnos mas allá de los cuerpos?, ¿Es la imposibilidad del amor lo que nos mueve realmente tratando de usurparnos como seres de carne y hueso?”.

 

Fotograma: “Ayer Maravilla Fuí”

“Ayer Maravilla Fui”
Cámara: Sony FS7
Óptica: mir 24h 35mm f2 arsenal / Leica
Cinefotógrafo: Iván Hernández