Por Kenia Careón y Milton R. Barrera
Fotografías : Demian Tamés, Fotogramas

Cada vez son más los jóvenes que se integran a la industria cinematográfica en nuestro país y que gracias a su trabajo ponen al cine nacional en la mira extranjera. La AMC además de fomentar el interés por la cinefotografía busca apoyar a los nuevos talentos para que juntos creemos una industria más sólida, diversa y bien preparada. Nos dimos a la tarea de buscar a jóvenes fotógrafos que se están abriendo paso en la industria poco a poco, pero que de alguna u otra forma su trabajo ha sido destacado e incluso ha logrado ir más allá de las fronteras. En esta ocasión tuvimos la oportunidad de platicar con Flavia Martínez, Directora de fotografía egresada del CCC y con Emilio Santoyo, quien también debuta como director después de varios cortometrajes. Ambos realizadores lograron llegar al Festival Internacional de Cine de Los Cabos (2019) con su Ópera Prima ‘El deseo de Ana”.

“El deseo de Ana” ​nos presenta la historia de una mujer y su hijo cuya monótona vida ​se ve interrumpida cuando Juan (el hermano de Ana) llega a visitarlos después de años de ausencia. El reencuentro desata recuerdos que Ana tendrá que confrontar para buscar la tranquilidad que se ha negado por tanto tiempo.

¿Cómo se conocieron, cómo fue el primer acercamiento? 

Flavia-Gabriel Mariño es un amigo mutuo. Él nos conectó. 

Emilio- El desarrollo de la peli fue muy largo, y había cosas que no tenía muy claras. Lo que sí es que siempre quise tener una DP mujer porque necesitaba esa sensibilidad femenina. Así fue como seis meses antes del comienzo del rodaje, Flavia se unió al proyecto. El llamado duró todo mayo y junio. 

F- A pesar de que estudié en el CCC, tiene poco que empecé a fotografiar. Pasé mucho por todas las etapas. Desde ser trainee, asistente, de operar y finalmente puedo fotografiar. Fue refrescante llegar a un director que no me juzgara por la experiencia, por años o número de películas. Nos juntamos, leímos el guión, platicamos y nos cuestionamos cosas que no tenían justo que ver con la experiencia, sino completamente enfocados en la historia. Antes sí me habían cuestionado por no tener una película. Pero en esta ocasión confiamos en el proyecto más allá de la experiencia. 

El proceso para llevar a cabo la película fue largo y diferente a las formas de producción actuales. Emilio, también guionista de la película, comenta que tardó 4 años hasta poder filmarla. Comenzó por abrir una campaña en kickstarter para conseguir financiamiento. Después se fueron sumando más personas interesadas en el proyecto y que con su apoyo fue posible dar inicio. Élmer Figueroa, diseñador de producción, también se integró al mismo tiempo que Flavia.

¿Como fue su relacion en el proceso de creación?


F- Mucho trabajo con el director, sentarnos a hablar del guión y del personaje. Emilio siempre estuvo dispuesto a escuchar ideas que no estaban en el guión al principio. Por ejemplo, la escena de masturbación de Ana. Las mujeres del crew nos reunimos para decidir qué es lo que tenía que hacer el personaje en pantalla. Había un feedback constante por la historia.

¿Qué fue lo que te atrajo de la historia?


F- ​Emilio quería contar una historia en la que se abordaba el incesto desde un punto de vista no tan explorado. Porque al final es una historia de amor entre hermanos, pero que no puede ser. Había que pensar, cómo contarlo sin juzgar. Este tema tan cuestionable me atrajo mucho. 

¿Qué cámara y óptica se utilizaron? 

E: Flavia me decía que era importante tener las herramientas necesarias. Era lo que más le importaba y me gustaba que viera a favor del proyecto. El tema con la cámara estuve un año de becario en una empresa y nos la ofrecieron. En ese momento, sin dudarlo, dijimos que sí. Nos contaron que era una cámara que no se rentaba mucho por su peso. 

F​: No soy alguien que se casa con las cámaras. Pero en esta ocasión era un valor de producción. Sabíamos que íbamos a tener escenas de noche en exterior y no había mucho presupuesto para luces. Mi argumento fue conseguir una cámara y unos lentes que me permitieran trabajar en esas condiciones. Al final, la película es 95% luz natural y un Kino. Nos fuimos con una Alexa Studio. Que mis espalda lo resiente sobre todo la escena del bar, una de mis favoritas. 

F: Yo soy mas de lentes, más que de escoger la cámara. Al final creo que fue una buena elección. También buscamos locaciones que nos ayudaran. Utilicé óptica Zeiss High Speed. Bueno en realidad el 25mm. Casi toda la película está filmada con este lente salvo la escena de los vecinos teniendo relaciones que hicimos con el 85mm por la distancia. Esto también me ayudó en la escena de la fiesta, donde todas eran las luces del bar. Aquí tuve que seleccionar que luces quería encendidas, que color y la intensidad 

E:Cuando no tienes tanto presupuesto. Trabajas de una manera más cercana. Con Flavia escogimos la locación a partir de que tuviera luces roboticas . Tuvo que abrir mucho el lente solo teníamos 9 extras. Hicimos una coreografía en donde después de que pasaba la cámara los extras se movían de lugar y la poca profundidad ayudaba a que no se viera tanto el fondo. 

-La primera vez que diriges, fotografías, escribes, etc. es una oportunidad de experimentar y aprender. Sacar provecho de los temores previos a este momento es lo que nos hace aprender. En esta ocasión la mayoría de los jefes de departamento eran primerizos- 

¿Por qué se decidió hacer con un solo lente? 

E: La óptica se la rentamos a Arturo De la Rosa, pero en ese momento tenía rentado el 50mm. Así que nos quedamos con el 18mm, 25mm, 35mm y 85mm 

F: Hicimos pruebas y el 35mm se veía un poco más lechoso que los otros. Emi me propuso hacerlo todo con un solo lente y me pareció interesante. 

E: Creo que tenemos unos actores increíbles, con caras particulares. El 25mm acentuaba los rasgos fuertes. 

F: Exacto, como en la escena donde vemos el cuerpo de David. Con este lente se veía raro y era lo que buscábamos, eso se volvió parte de la narrativa. 

¿Cúal fue el mayor reto en el rodaje?


F: Hubo muchos retos. Uno de ellos fue el bar por el número de extras y plantear el tema 

de la persecución. Porque geográficamente el bar es diferente. 

E: Era la primera vez que se movía la cámara. Es un ejemplo de construcción de espacio cinematográfico. 

¿Cómo fue el proceso de postproducción? 

E: En el festival de cine de Guanajuato existe un programa que se llama incubadora. En 2015 meti el proyecto e hice pitch frente a representantes de la industria. Al final cinecolor decidió otorgarnos este premio y nos lo respeto por 4 años. Es raro porque obtuvimos un premio de postproducción aún sin haber filmado. 

Ahora que la película está seleccionada en varios festivales internacionales. ¿Cómo reciben este? (Refiriéndonos al Festival de Cine de Sao Paulo) 

E: El proceso de post fue de un año exactamente. Empezamos a aplicar a festivales con la esperanza de quedar con algunos. Pero para mi el premio es que la película exista. después de tanto tiempo que estuvimos luchando por ella. Es un proyecto que se hizo con mucho amor. Se creó una familia y eso no se hubiera logrado sin esas limitaciones. 

F: Sí. Se creó una complicidad importante. Una de las cosas que admiro de Emilio es su tenacidad y pasión que tiene con el proyecto. Eso es genuinamente hacer cine por amor y por contar una historia. Emilio es un director que estaba enamorado de su película y eso nos lo contagió a todos. 

¿Qué consejo les darían a aquellos que estan por hacer sus primeros proyectos? 

F: Perseverar. Es muy fácil desesperarse. Yo me quedo con algo que decía mi papá: “El talento no existe: es trabajo y disciplina”. Es trabajar todos los días por alcanzar eso que quieres. 

E: Creo completamente lo mismo. Tienes que tener la pasión y un objetivo para alcanzarlo pase lo que pase. Dejar de sobreanalizar y las cosas sucederán.