“No creo que exista un solo camino o una manera de ser. Yo no me creo nada, hago un poco de todo y me divierto”. Carlos F. Rossini AMC cinefotógrafo, director y productor, la pasión por el cine y su interés en los diferentes departamentos dentro del set y su trabajo en cada uno de ellos.

Por Milton Rdz. Barrera y Kenia Carreón
Fotogramas de la película
Fotos: Producción de la película

Carlos recuerda una anécdota sucedida con el gaffer Joe quién en una ocasión le dijo en tono de broma: “No puede ser que un día te vea fotografiando y al otro día estés asistiendo dirección. Aquí debes quedarte en un solo departamento”. Carlos F. Rossini AMC llegó a México hace 22 años e ingresó al Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) para realizar sus estudios en cine. Desde entonces ha dedicado su vida al mundo de las películas, tanto de ficción como de documental.

Rossini transita entre los puestos de dirección, producción y dirección de fotografía (como bien lo enseñan en su alma máter). “Yo entré a la escuela con la idea de dirigir, pero una vez estando dentro se me abrió el mundo. Me clavé en las especialidades de foto y dirección; Fue un muy buen consejo el de Joe… pero en realidad sigo haciendo lo que quiero”-rie.

Su más reciente proyecto “La camarista”, ópera prima de la directora Lila Avilés, se ha llevado ya 5 galardones de 9 nominaciones que ha recibido en diversos festivales por todo el mundo, entre los que destacan el Premio a Mejor Película en el Festival Internacional de Cine de Morelia en la edición de 2018.

Con una nominación al Ariel a Mejor Largometraje Documental por “El alcalde”, y una larga lista de películas en su filmografía (la mayoría documental), “La camarista” es la segunda cinta de ficción en la que el director de fotografía participa; la primera fue “Marea de arena” de Gustavo Montiel. Al hablar de esta transición entre cine documental y ficción Rossini comenta que no hubo mayor reto: “Para mi el cine es cine. Me planteo lo complicado en medios de producción. La diferencia entre ambos procesos es que en el documental voy a seleccionar elementos presentes en un mundo para contar una historia, mientras que en la ficción voy a meter en un mundo los elementos que necesito para contar una historia. Ese equilibrio me gusta, que el documental no sea un caos de cosas y que la ficción no sea el orden absoluto de los elementos.”

Siendo amigos cercanos, la productora de “La camarista” Tatiana Graullera (“Guerrero”)presentó el proyecto a Rossini mandándole el guión. Con varios proyectos juntos, el cinefotógrafo pensaba que su colega pediría su colaboración en la producción, sin embargo proponía el puesto de director de fotografía. “Ella es muy buena armando equipos, confío mucho en ella” . Como anecdotario, Tatiana Graullera ganó en el mismo año, Mejor Documental (con “Una corriente salvaje”) y Mejor Película (La camarista) en el Festival Internacional de Cine de Morelia.

Tatiana presentó a Carlos con Lila y decidieron reunirse para conversar de las referencias visuales y del estilo que tendría la película. Rossini relata: “Empezamos a hablar sobre una manera de ver más allá de una imagen específica. Ella me devolvía referencias que coincidían con lo que yo le estaba proponiendo. Ese ping-pong fluyó en una junta que tuvimos en mi oficina de aproximadamente 3 horas. Lo hablamos y hablamos y se dió por sentado que ya íbamos a trabajar juntos en este proyecto”.

Con respecto al trabajo de preproducción con Lila, Carlos recuerda que se sentaron por muchas jornadas a analizar el guión, secuencia por secuencia. Se tenían que dejar bien definidas todas las acciones de los personajes, entender qué llevaba y motivaba la secuencia y qué es lo que marcaba su final. “Teníamos muy pocos días para grabar, no había suficiente tiempo. Por otro lado, nos asignaron diferentes habitaciones en el hotel en el que filmamos, cada día era una diferente. Eso se tradujo en montar y desmontar un set diariamente. El trabajo de continuidad era muy delicado, pero procuramos dejar todo bien establecido desde el principio”.

Rossini dice que una de las cosas que se tenía clara desde el principio del proyecto es que no se quería caer en la lejanía espectador-personaje. “Muchas veces el cine plantea este microscopio de ‘vamos a ver a alguien en su día a día’, pero resulta ser algo muy analítico que denota una lejanía entre quien hace la película y quien está frente a la cámara, y hay una cuestión entre los lentes usados y la manera de encuadrar que es lo que genera este fenómeno, esta distancia. Es un microscopio en el que vamos a ver una clase social que no conocemos y yo no estoy de acuerdo ni en ver para arriba, ni en ver para abajo. Me gusta que los personajes estén representados en su verdadera dimensión, no a partir de los prejuicios de quienes hacen la película”.

Carlos optó por filmar la película con un set de lentes para fotografía fija: ZEISS OTUS. “Me fui con un set de lentes que es muy limitado ya que sólo tienen tres ópticas: 28mm, 55mm y 85mm. Lo que me gusta de ellos es que aún abiertos en f 1.4, siguen manteniendo muy buen contraste y definición, además me agrada su transición de fuera de foco a foco (Roll-off)”. Lo que permitía el 28mm era una sensación de presencia al espacio y al mismo tiempo de descripción de lo que había sin necesidad de tenerlo en foco.

La cámara utilizada fue la Sony FS7-m2. Se eligió por la calidad de imagen que brinda por su relativo bajo costo en renta, ligereza y su ergonomía, características importantes a la hora de pensar en los espacios reducidos. 

A pesar de las limitantes de los lentes, tenían un aspecto muy importante que Carlos necesitaba para la narrativa visual de la película. “Me generaban una espacialidad adecuada en los lugares donde me iba a mover. El espacio es particularmente importante en la historia ya que es, en sí mismo, un personaje. Eve (la protagonista), se mueve e interactúa todo el tiempo con los espacios. Para mí era muy importante que como espectador observaras los espacios y que los tuvieras en mente aún cuando no estuvieran en foco”.

 El mundo de la protagonista se encuentra en el interior del hotel. Es ahí donde el espacio juega un papel importante en la psicología de Eve, está “atada” a este espacio. Solo cuando sale al helipuerto del hotel la sentimos libre aunque sea por un momento.

Para esta película, Carlos contó con la ayuda de dos asistentes que en el pasado fueron sus alumnos y que ahora, debido al amor que comparten por el cine, han formado una gran amistad. “Argel Ahumada y Javo Mora se turnaron para asistirme en cámara. Los tenía sufriendo con los lentes de fotos fija. Por una parte por ser montura Nikon su giro de foco es al revés y por otro lado no tienen nada que ver con los lentes de cine. Intentaron hacer marcas en el follow focus, pero es una escala que se encuentra en la parte de arriba.” Adaptarse a esta forma de lentes fue un tema, aunque Rossini recalca que tanto Argel como Javo tienen un gran intuición para llegar al foco en donde se requiere.

Otro de los retos a los que se enfrentaron durante la grabación fue las grandes ventanas de los cuartos, así como a la ropa blanca del vestuario que utilizan realmente las camaristas y a las sábanas blancas de las camas. Carlos comenta que en algún punto le planteó al departamento de arte y a Lila cambiar el tono de las sábanas y cobijas pero debido al bajo presupuesto no era nada viable y tuvieron que mantenerlas y adaptarse a ellas.

Una de las secuencias más difíciles de grabar fue la escena en la que se tenían tres planos de profundidad. En primer plano se encuentra el personaje Agustina Quinci bañándose, a Eve (Gabriela Cartol) escuchándola detrás del cancel de la regadera y al fondo la Ciudad de México. “Se buscaba un balance entre la voz en primer plano, la actuación de Eve en segundo plano -en un contraluz casi siluetay la ciudad a pleno día en tercer plano, que al mismo tiempo te está contando cosas. El foco permanecía en Eve, para que el ojo la buscara, pero la luz y la descripción estaban concentradas en Chapultepec y los autos que transitan en el Periférico, pero sin olvidarnos del personaje de Quinci bañándose y hablando en primer plano”.

Trabajaron con un equipo de iluminación muy pequeño. Fueron suficientes un par de LEDs Felloni de Dedolight (bicolores y con dimmer) ponerlos. Los espacios eran tan reducidos que los usábamos rebotados para llegar a un lugar, pero siempre manteniendo la lógica de la locación. Se generaban difusiones por zonas para que no fuera un circo de luces. El fresnel cubría una zona, mientras que de las demás, se encargaban los Dedolight”. Jorge Woolrich fue el gaffer principal de esta película, quien en ocasiones, y debido a una agenda apretada, mandaba a Pedro Maldonado conocido en el medio como “Perica” a José Luis Calderón o a Javier Briones. “Woolrich fue de gran ayuda a a la hora de grabar las escenas con ventanales o con reflejos. Mientras que las luces estaban bien acomodadas para conservar la lógica de la escena, su posición en el set procuraba que no se reflejaran en las ventanas, en otras palabras: había que encontrar el mejor ángulo”.

Con la experiencia de haber trabajado como productor, director, asistente de dirección, fotógrafo etc., al trabajar con una first time director, su trabajo como colaborador fue solidario. “Trataba de aportar a la visión de la directora, buscábamos eso que queríamos lograr y se nota en el trabajo de preproducción. La idea para esta película era hacer creer al espectador que no estaba viendo cisiones que tomaron tanto directora como fotógrafo a la hora de encuadrar. 

Arrinconada en las esquinas del cuadro, con su silueta recortada detrás de un muro o con grandes espacios vacíos frente a ella, es como se presenta la vida de esta camarista interpretada por Gabriela Cartol, quien gracias a este papel, fue reconocida con una nominación al Ariel a Mejor Actriz. “El casting era excelente, Gabriela nos aportaba mucho y nos hacía creer que pertenecía a ese mundo. Si lo vemos de esta manera, es una película sin tantos cortes. Para nosotros el corte en esta película es un artificio que puede sacar de la historia al espectador. Los close-ups, cambio de angulación, etc., hacen evidente la presencia de una cámara. La decisión de quedarnos emplazados en un solo lugar más la actuación de Gabriela, nos daba lo necesario para contar la historia y que al mismo tiempo quedara abierta la duda de si estábamos acompañando a una actriz o a una no actriz.” Todo se encuentra en el cuadro que se nos muestra y en el ritmo que se encuentra en las acciones de los personajes y la edición.

Jonathan Buenrostro fue el encargado de la corrección de color de la película realizada en Labo. “Jonathan me entendió millones de cosas con las que me gusta trabajar. Mis preferencias con la imagen digital y las texturas por ejemplo, entonces trabajamos en eso para sacarle el feeling del digital.” Para crear este efecto en la textura utilizamos una capa de grano escaneado en una leve cantidad, lo que daba una mejor textura a las pieles. Esta técnica fue utilizada anteriormente por Rossini y Jonathan Buenrostro en la película “El charro de Toluquilla” (2016) de José Villalobos.

Con sólo seis semanas de preproducción, 17 días de disposición de habitaciones en el hotel donde fue la locación y un presupuesto realmente bajo, se logró realizar una película de manera express, pero no por eso de mala calidad. Así lo demuestran los premios que ha ganado y las diferentes nominaciones que ha recibido, entre ellas la nominación al Ariel por Mejor Fotografía.

‘La camarista’ no solo ha cosechado excelentes críticas en los festivales extranjeros en los que se ha exhibido, en 2018 fue seleccionada para competir en el Festival Internacional de Cine de Toronto dentro de la categoría ‘Discovery’. Actualmente forma parte de las películas a proyectarse en el Festival Hola México 2019. Con 10 nominaciones en los premios Ariel 2019 incluidos Mejor Película, Director, Ópera Prima, etc., se demuestra que la pasión por contar historias nuevas, frescas e interesantes, el convertir las limitaciones en oportunidades que hagan avanzar la historia y la colaboración entre los involucrados, son las claves para lograr un producto de gran calidad.

Nominaciones: 10
*Ariel a la Mejor Actriz: Gabriela Cartol
*Ariel a la Mejor Coactuación Femenina: Teresa Sánchez
*Ariel a la Mejor Película: Lila Avilés
*Ariel al Mejor Guión Original: Lila Avilés, Juan Carlos Márquez
*Ariel a la Mejor Ópera Prima:Lila Avilés
*Ariel a la Mejor Fotografía: Carlos Rossini AMC
*Ariel a la Mejor Dirección: Lila Avilés
*Ariel a la Mejor Edición: Omar Guzmán
*Ariel a la Mejor Revelación Actoral: Agustina Quinci y Alan Uribe

‘La camarista’
Cámara: Sony FS7-m2
Óptica: Zeiss OTUS
Cinefotógrafo: Carlos F. Rossini AMC